jueves, 16 de octubre de 2008

Tercera abjuración (revisada)

Hace una año, ya. Para celebrarlo:

La abjuración o The Är Delusion

Enrique Arias Valencia

Éste que lees, argumento desleído
es tan sólo un falso silogismo de Äriastóteles
es réplica inútil, insano manierismo
que de los sabios y los poetas, parodiando los primores,
es delirante engaño sinsentido.
¿Es una silva renuente a ser cuadrada?
¿Acaso es el infinito capaz de contraerse?
Galante, él alega que es un Galileo algo incomprendido.
Sentencia, pues, prudente juez:
si a los locos los queman por locos, que lo quemen.
Es argumento contra el hombre,
es una pretendida nota fulminante.
¡Es una blanda navaja desafiante!
En realidad es un acorde disonante.
Pórfido pérfido que se fía
salir al paso con algún portento.
Gigantes combatió el Quijote
Gigantes combatió este intento.
Por tanto, éste, en quien la autolisonja ya pretende
excusar de sus nulas lecturas los horrores,
sin vencer nunca de don Fernando los rigores.
¡Que Dawkins se conforme con sus memes,
pues yo lo único que digo son memeses!
Éste argumento que quiso triunfar con insensatez y con prejuicio,
es un vano pensamiento descuidado,
y es por lo tanto un relámpago inútil que resuena en el vacío.
En este espejo reconozco al monstruo:
Soy yo: es un afán caduco y mal intencionado.
Soy yo: es nube de Úbeda al viento de tormenta emponzoñada:
es un mestizo incitante y falaz, no es argumento.
En consecuencia:
es una necia Carabela errada,
que quiso descubrir un Nuevo Mundo
cuando es tan sólo la cárcel carcajada de la Nada.

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