sábado, 31 de julio de 2010

Sueño de una noche de ateísmo

Enrique Arias Valencia
Sábado 29 de mayo de 2010

Cerca de esta sección el convento yace en decorosas ruinas, edificio recio abandonado por los carmelitas.


Las paredes del templo ya no albergan el Santísimo, ahora son usadas para programas del laicismo.


La negra puerta de entrada al templo, permanece casi siempre cerrada.



Algunas de las paredes interiores del claustro, siglos ha que se desplomaron; los muros exteriores, soportan el embate de un mundo que se desmorona.


¡Fuera de la Iglesia, es la libertad del bosque! Estoy en el Desierto de los Leones…

domingo, 25 de julio de 2010

Tonadas de un ateo errante

Enrique Arias Valencia

Estas tonadas de un ateo diletante son hasta cierto punto, aristotélicas, pues el Estagirita tuvo a bien sostener que el objetivo de la tragedia es la catarsis. Y hace tiempo que estetas y artistas advertimos que lo que es válido para el Ática lo es para el resto de las artes. Y es así que ahora que Dios ha muerto la redención es por medio del arte. Estoy en el segundo piso de la Sala Nezahualcóyotl a punto de comenzar el cuarto programa del Ciclo Gustav Mahler I, temporada de Verano de 2010.

Esmerado orquestador, Gustav Mahler me ha regalado hoy su arreglo y versión de la Suite Orquestal tras las suites BWV 1067 y BWV 1068 de Johann Sebastian Bach. En una sala atestada, mi soledad es mayúscula. La frase anterior es muy manida; pero una terrible verdad repetida duele más que una mentira piadosa dicha sólo una vez. Por eso es doble el mérito catártico de la Suite: el célebre Aire en la cuerda de Sol, cuyo nombre corresponde a la G de Gödel en la maravillosa imaginería del Gödel, Escher, Bach de Douglas Hofstadter: la autorreferencia, el teorema, la lógica divertida. Pero por encima de la lógica que sólo es “Apolo transfigurado en crisálida”, está el brillo puro del diamante del arte.

Estos tarareos de un ateo irracionalista se basan en un movimiento bachiano que Mahler decidió orquestar en forma de pizzicato: Badinerie. En cambio, el finale, es la Gavota el éxtasis prometido tras tres éxtasis realizados: uno por cada movimiento de la Suite.

Las Canciones para un camarada errante, de Gustav Mahler, a querer y no rescatan la figura de Caín, quien ha de vagar por el mundo para intentar en vano reparar su falta. Quizá mi inconsciente me ha jugado una broma a costa de mi propia vida. ¿No es mi existencia una puesta en escena de estas canciones? Pues “Mi tesoro celebra su boda”, mientras yo lloro desconsolado por su irreversible partida.

Durante el viaje iniciático del ateo místico llega el amanecer. Éste es el fuego metafórico de la intuición intelectual. Para uno de los más espléndidos finales de una silva barroca, la madre Juana Inés hizo a nuestra Tierra saludar con su reflejo el nacimiento del Sol, tropo de la culminación del más apasionante viaje del conocimiento humano:

ilustraba del Sol madeja hermosa,
que con luz judiciosa
de orden distributivo, repartiendo
a las cosas visibles sus colores
iba, y restituyendo
entera a los sentidos exteriores
su operación, quedando a luz más cierta
el mundo iluminado y yo despierta.

Sor Juana Inés de la Cruz despierta de un sueño de primera. En contraste, yo le soy fiel hasta el denuedo al pesar manifiesto en las postrimerías de la segunda canción, pues “Cuando esta mañana crucé los campos”, acompañado por pinzones, campanitas y faroles sólo puedo darme cuenta de que el mundo puede estar muy contento por la mañana:
“Entonces, a la luz del Sol,
el mundo comenzó a brillar;
sonidos y colores todos,
renacieron a la luz del Sol”.

en tanto que en mi corazón mi propia alegría “¡Florecer nunca podrá!” porque (y llegamos ya a terrenos de la tercera canción) “Tengo un cuchillo al rojo vivo”, que es el recuerdo de los ojos verdes de mi amada Lísida.

Tengo unos amigos católicos que dicen que en realidad, mi ira sólo habla de que estoy enojado con Dios. Y sí es así: yo estoy tan enojado con el Dios de los creyentes como lo puedo estar con Zeus porque mandó clavar a Prometeo a una roca, como escarmiento por habernos regalado el fuego del conocimiento.

Aquí debo hacer una pausa para recordar al lector que todo esto pretende ser purificador, por lo que no hay que desesperar con los desvaríos de la desesperanza. Por eso, al final, reflexionar sobre “Los ojos verdes de mi amada” conduce a descubrir que
“De nuevo todo estaba bien.
Todo, todo, amor y penas
y el mundo y el sueño”.

Ésta es la redención artística por medio de la conciliación con los sentimientos. Por cierto, en realidad Mahler en su cuarta canción retrató unos ojos azules. Mío es el recuerdo de unos ojos verdes. Es así que bajo el tilo, la revelación poética que procede del mundo del ensueño y del deleite embriagador es la serena alegría honrada por la pluma del poeta. Es la preciosa hija de los más luminosos dioses, señores del mundo.


T 17


Mahler amaba estos finales, en los que el amor redime el mundo. Del mismo modo termina su Tercera sinfonía: “Lo que me dice el amor”. Gustav Mahler lo aprendió de “la redención por el amor”, de Wagner. Wagner lo asimiló de Schopenhauer, y éste filósofo a su vez, lo descubrió en el cristianismo. Es así que como ateo irracionalista, debo reconocer que gracias a la catarsis el Creador del mundo se deja traslucir diáfano como principio de fusión de la redención por medio del amor, augurando la existencia de una Divinidad invisible que aguarda en el mundo metafísico. El resto, no es silencio. Es el aplauso para el barítono Jorge Lagunes y la Orquesta Sinfónica de Minería que hoy dirige José Areán, mientras yo me pregunto: ¿Es el hombre un sueño, de aquel que al despertar sólo puede descubrir que todo es uno?



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Orquesta Sinfónica de Minería
Temporada de Verano 2010
Ciclo Gustav Mahler I
Sala Nezahualcóyotl
Concierto IV
22, 24 y 25 de julio
Director: José Areán
Solista: Jorge Lagunes, barítono

Programa
* Johann Sebastian Bach (arreglo y orquestación de Gustav Mahler): Suite Orquestal tras las suites BWV 1067 y BWV 1068

1. Ouverture
2. Rondeau – Badinerie
3. Air
4. Gavotte I / Gavotte II


* Gustav Mahler:
Lieder eines fahrenden Gesellen (Canciones para un Camarada Errante)

1. Wenn mein Schatz Hochzeit macht (El día de la boda de mi amada)
2. Ging heut Morgen übers Feld (Salí esta mañana a caminar al campo)
3. Ich hab’ ein glühend Messer (Tengo un cuchillo ardiente)
4. Die zwei blauen Augen von meinem Schatz (Los dos ojos azules)


* Robert Schumann: Segunda Sinfonía
1. Sostenuto assai – Allegro, ma non troppo
2. Scherzo. Allegro vivace
3. Adagio espressivo
4. Allegro molto vivace


(El reseñista asistió el domingo 25 de julio).

martes, 20 de julio de 2010

Sonata autógrafa para un hombre que desentona

Enrique Arias Valencia

Para Rosa Angélica, por el séptimo arte.


Hace unos meses, mi tocayo el señor Rojas me aseguró que ya estaba harto de las películas en las que los nazis eran los malos y los aliados los buenos. En mi fuero interno discurro: “Si bien no soy un enamorado del cine, si me invitan voy, incluso a ver películas de corte tan simplón”. Y hete aquí que el sábado pasado mi amiga Rosa Angélica me ha invitado al cine. Hemos visto Sonata para un hombre bueno. Esta noche, ella me da a leer un ensayo sobre la obra mística de Lanza del Vasto, el discípulo católico de Gandhi. Se trata de un trabajo en el que el poeta Javier Sicilia expone, entre complejos y apasionantes temas, que el místico vive más allá del bien y del mal. Es así que mi católica compañera de cuitas cinéfilas y literarias, Rosa Angélica, me ha preguntado cómo puede ser que el místico se las arregle sin el bien y sin el mal, pues para ella éstas son categorías esenciales de la realidad.

Como algo sé del tema, intento explicárselo con un ejemplo.

Durante la película Sonata para un hombre bueno, vemos que el 12 de diciembre de 1937 sin previo aviso se desata un ataque aéreo japonés a Nankín, una ciudad china donde había una importantísima empresa multinacional. A John Rabe, director general de la fábrica, y de nacionalidad alemana, se le ocurre desplegar en el patio una bandera nazi porque supone que al ver dicho emblema lo respetarán los cazas japoneses, cuya nación era aliada de Alemania. El truco da resultado, y un puñado de chinos se protegen bajo un enorme pendón nazi. Si la bandera nazi fuera esencialmente mala, no podría haberse usado para tal fin. Luego, el mal que hay en los símbolos nazis es una ilusión.

Mi amiga alega que tal cosa fue circunstancial; a lo que entonces replico:

Dios no puede ayudarme en forma circunstancial, porque no es esencialmente existente.

Católica al fin, ella intenta replicar que eso está por verse; pero le recuerdo que yo sólo aspiro a hacerle ver cómo el místico se las arregla para vivir más allá del bien y del mal.

Por cierto, la malvada Lísida fue una de las personas que me han ido paulatinamente convenciendo de que no existen el bien y el mal. Y la llamo malvada no porque lo que me hiciese fuera algo malo, pues ella me abandonó; y eso no es malo, sino que es la expresión de su libertad, a la que no puedo oponerme; pero sí puedo contestar con mi pesadumbre, pues soy hombre y en esa medida yerro y desentono.

Quizá sea muy peligroso que haga yo la siguiente observación en este párrafo, pero de todas formas me arriesgo: soy un ateo existencial que ya ha comenzado a subir la cumbre del ateísmo esencial. Y escalo sin equipo de alpinista, y quizá lo único que consiga sea partirme el hocico en aquella pendiente resbaladiza que ya diviso.

Y aquí parto: la peli de reciente factura rompe un tabú y muestra que no todos los nazis eran “malos”, y si mi tocayo la viese, quizá le agradaría. Yo le doy un diez a Sonata para un hombre bueno y la recomiendo amplia y cordialmente.

¡Salud e inquieta alegría!

domingo, 18 de julio de 2010

Dios de los Estetas

Enrique Arias Valencia

Lámina sirva Universo a la imagen. Luego, ésta tendría 30 mil millones de años luz de diámetro. En este colosal lienzo Universo al menos hay un esteta que no ha tenido manera de encontrar el bien y el mal. A cambio, es capaz de percibir lo bello y lo feo. No obstante, el Dios de los estetas ha sido muy estricto con nosotros, y nos ha ordenado que no rechacemos lo feo por feo, sino que admitamos que aun lo feo tiene su buen lugar en la experiencia estética. Incluso, a veces lo horrible nos brinda una lección que lo bello jamás podrá dar. Por lo tanto, el Universo estético sólo estará completo si se reconocen lo bello y lo feo, por lo menos, y no se les mira como opuestos, sino como complementarios.

Pórtico, que si es siglo, pasa, pues el siglo es lo que se desvanece en la marea del devenir. En este sentido, el mundo sobrevenido es un amasijo de confusión, como nos lo hace saber la Madre Juana Inés de la Cruz en El Divino Narciso:

Tiempo que siglos son,
selva que es mundo.

El siglo es lo mutable, lo cambiante, lo veleidoso. Por eso es una selva, porque la selva representa lo incomprensible. Sin embargo, para comprender esta selva, podemos recurrir a la investigación científica. Digamos como ejemplo, que con la ayuda de un genio como Humboldt podemos abrirnos paso en la selva para saber qué hay en ella.

Cálices cautivos, la lección del sufrimiento. Lo dijo Jesús en aquella representación que alcanzó matices de redención: “Padre, aparta de mí este cáliz; pero no se haga mi voluntad sino la tuya”. Cálices cautivos de este cáliz altivo. El Dios de los creyentes es, en cierta forma, altivo: exige un sacrificio absoluto, y al profeta de la tierra prometida le había advertido que era un “Dios celoso”. La discreta paradoja consiste en que la casa del Dios celoso es la amorosa madre que, en tanto que fenómeno estético, nos recibe como un edificio perfecto:

Círculo desplegado en esfera.
Búcaro de las rosas castillas.
Céntricos diámetros de aljófar.
Cúpula de esplendor auspicioso.
Bóveda que despliega su curva:
Basílica del amor más hermoso.

Crátera, que si el dolor es siglo, el dolor pasa. Como pasó el amor de Lísida, como para la madre Juana se fue el amor de Laura. En la pluma inmejorable de la Musa Décima:

Muera mi lira infausta en que influiste
ecos, que lamentables te vocean
y hasta estos rasgos mal formados sean
lágrimas negras de mi pluma triste.

Cúspide, la pasión del pensamiento. ¿Qué no nos ayudan las emociones a decidir? Mientras la razón evalúa, el corazón ya ha decidido: el de algunas almas será para abandonar; a otros nos tocará odiar. Sin embargo, del arte es la promesa de redención. Algún día será verdad que lágrimas despidan al extinto duelo, y entonces será que, como dije hace poco:

Tíbares de la alegría más gustosa.
Campánulas que repican al vuelo.
Cósmicas si se escuchan graciosas;
mídanse y serán diminutas;
escúchense y entonarán magna gloria.

Sílfide alma, es el consuelo, de la música, de la religión, de la filosofía. En mi caso, “ateo místico”, significa, amén de mi ateísmo, que soy capaz de reconocer mi innegable herencia cristiana, que se mueve en mi mente como bello horizonte de poesía. No soy tibio, yo ya me decidí: Dios es para mí un personaje poético, poeta de un poema llamado mundo, que sólo se hace espantoso en el dolor de su ausencia. Hago mías las palabras de Jesús: “¡Dios mío, Dios mío!, ¿por qué me has abandonado?” Dios ha muerto, sí, pero yo lo extraño como a un amante muerto. Por tanto, mi alma es la viuda de Cristo. ¡Ah, si Dios hubiese tenido la fineza de tener esencia!

Gótica gala en la argamasa. Exultante estoy en la fotografía. Espadaña peraltada con tres arcos de campanario, y sobre ellos un cuarto arco: una breve hornacina. Es el templo de El Rosario, la capilla más bella de Tlayacapan, la cual dibujé completamente ebrio, tratando de olvidar la partida de Lísida. Una niñita se acerca a ver mis desgarbados trazos y me pregunta: ¿Por qué dibuja esa capilla? Un niñito interviene y le contesta a la escuincla: “Porque las capillas de Tlayacapan son muy bonitas, ¿qué no lo sabías?” Al terminar el feo boceto, he decidido ir a comer algo. Es así que desayuno un tlacoyo de Tlayacapan aplatanado en un platón de Talavera. Y todo esto revela influencia nahuatlata. Allá en la capilla, la cocoxóchitl está de gala en la argamasa. Es un fin de semana de 2009: rapsodia sobre la plenitud del atlas de Tlayacapan. He podido visitar todas sus capillas. En la capilla del Tránsito el paisaje es también un jagüey. En el utópico poblado, enormes rocas volcánicas conforman la cañada: un estanque sulfuroso. Algún día, cuando todas las lágrimas se descubran como ríos que desembocan en el mar de la alegría, jugaré de nuevo contigo en el jardín sagrado.

Tránsito de aquel que atiende al alto ruego. Estoy enamorado de los volcanes y de las montañas que conforman el centro de México. Mentiría si dijese que los conozco todos. ¡Son tantos y se alzan infinitos! San Martín está abierta. Estoy en el campanario. Puedo ver el Popocatépetl con fumarola y a San Juan Bautista con espadaña. La Luna, el Sol y el Cerro de la Ventanilla; la capilla de El Rosario, que acabo de retratar. Tlaxcalchica, la más pequeñita, voces lejanas de bebés. Santiago, visitado por ebrios en el atrio, no los condeno. Mi nombre es un graffiti en la Biblia. En lontananza de tiempo y espacio, desde el Bosque de Nativitas, en Xochimilco, se divisan Topilejo y Parres. Un volcán que supongo es el Tláloc. Entre tantos cerros, valles y cuencas no puedo evitar pensar en lo que dijo Arturo Graf: “La existencia es un viaje en el que no existen los caminos llanos: todo son subidas o bajadas”. Frase que también me recuerda mi persistente asombro para con el mundo: jamás me aburro, no puedo aburrirme: el horror y la dicha me lo impiden. A Milpa Alta llego para ver el final con mariachi del recorrido con el Santísimo Sacramento el 10 de julio de 2010. Es la fiesta de la Purísima e Inmaculada Concepción. La siguiente semana será montar Alondra, y galopará con fuerza hasta que lleguemos al establo. Alguna vez, en Tlayacapan, un caballo me impidió ascender hasta la cruz del cerro de la Ventanilla. Fue mi Cancerbero equino: tímpano que relinchó en el monte. Hoy celebro la montada de Chabelita, Moztaza y Alondra, por mencionar a los más queridos. A veces, quisiera que mi vida tuviese plenitud, como dijera Alfred Víctor de Vigny: “Una vida lograda es un sueño de adolescente realizado en la edad madura”. ¿No es éste el misterio de Santa Catarina? Y con la venia de la madre Juana, quiero orar así al Dios de los estetas:

No pescuden más,
porque más no sé,
de que es Catarina,
para siempre. Amén.

sábado, 17 de julio de 2010

Genes y moral 2

Aguinaliu escribió: El egoismo también puede ser visto de dos modos. Es más egoista el que desea tener (A si mismo, conocimientos, riqueza...) para ayudar a los demás o el que da esperando recibir a cambio tanto o más que lo dado.

Respondo: ¡Totalmente de acuerdo Aguinaliu! Por eso nuestra especie es un fracaso moral; porque no puede salir del Maelstrom del gen egoísta.

¡Todo, absolutamente todo está configurado por la lucha por la existencia!

No hay culpables de esto, simplemente es la actuación de la naturaleza biológica, ciega, pero omnipotente.

Por eso hay genios en el campo del arte, de la cocina, de la medicina, del naturismo, del New Age, de la filosofía, del deporte, de la ciencia, de la tecnología, de la moda del vestir, del arte de amar a la pareja, de la educación, y podría seguirme con los etcéteras.

Pero no hay genios de la política, ni de la economía ni de la moral, porque el gusano del egoísmo corroe el corazón inmóvil del ser humano. De ahí las crisis económicas, las hambres y las guerras.

Esta situación es irremediable, y en el fondo carece de culpables. Sólo es una grave advertencia sobre la verdadera naturaleza del ser humano.

Naturaleza descubierta por Darwin, y que una vez comprendida, nos sirve para aceptar con humildad que la miserable condición humana es resultado de la selección natural.

Saberlo, nos evita enfados y enojos, y nos hace sentir piedad por los ricos y los pobres por igual.



Salud

***

Este artículo estaba programado para salir el día de hoy, si bien debe considerarse este otro como importante antecedente:




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Sobre este tema, Atilio ha tenido la amabilidad de recomendarnos:

Para quienes quieran comenzar a enterarse recomiendo:
"The Altruism Equation: Seven Scientists Search for the Origins of Goodness".
http://www.amazon.co.uk/Altruism-Equation-Scientists-Origins-Goodness/dp/0691125902

Los excelentes libros de Franz De Vaal:
"Primates and Philosophers: How Morality Evolved"
http://www.amazon.co.uk/Primates-Philosophers-Morality-Evolved-Princeton/dp/0691141290/ref=pd_sim_b_1

"Age of Empathy"
http://www.amazon.co.uk/Age-Empathy-Frans-Waal/dp/0307407764/ref=pd_sim_b_3

"Good Natured: Origins of Right and Wrong in Humans and Other Animals"
http://www.amazon.co.uk/Good-Natured-Origins-Humans-Animals/dp/0674356616/ref=pd_sim_b_4

"Our Inner Ape: The Best and Worst of Human Nature"
http://www.amazon.co.uk/Our-Inner-Ape-Worst-Nature/dp/1862078823/ref=pd_sim_b_1

Y también:

"The Origins of Virtue" de Matt Ridley
http://www.amazon.co.uk/Origins-Virtue-Penguin-Press-Science/dp/0140244042/ref=sr_1_1?ie=UTF8&s=books&qid=1279270725&sr=1-1

"The blank slate" de Steven Pinker (disponible gratis en la Net, Arias puede colgar el link al sitio del amigo Dr Gen si así lo desea)

Y muchos muchos más. Por favor, noten que no he incluido ningún libro de neuropsicología ni de ciencias cognitivas. En ambos sectores hay montañas de información al respecto de la moral y de los actos morales e inmorales.

viernes, 16 de julio de 2010

Genes y moral 1

Susie9 escribió: "Por lo tanto, el mundo en cuanto a los hombres se refiere, no sería un absurdo sino un muy lógico mecanismo movido por el egoísmo y el interés que nace del amor propio".

Respondo: Richard Dawkins sostiene que el motor que impulsa a los seres vivos a vivir es el gen egoísta, que lo único que busca es preservar su información para entregarla a la siguiente generación.

Incluso afirma que tanto el egoísmo como el altruismo de los seres vivos sólo son programas que se cumplen porque somos máquinas programadas por los genes para preservarlos a ellos (a los genes).

El altruismo y el amor (sobre todo el amor propio) serían "errores" de la selección natural cuyo fin último sería hacer más eficiente la lucha por la existencia.

Yo ya hasta me imagino el comercio como una mera competencia evolutiva sancionada por la darwinización de la moral:

Si pagas, te dan. Si no pagas, te ningunean. ¡Es lo justo!

Las reflexiones anteriores son justas para sobrevivir; pero no son buenas para vivir.

El propio Dawkins reconoce que "La ciencia no es proveedora de criterios de moralidad"; y en al menos en algún escrito, él mismo sugiere dirigirse a la filosofía moral racional para discurrir sobre ética.

¡Saludos!
_________________
Sé que soy un hombre, pero no sé lo que es el hombre.

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Muy importante: este artículo estaba programado para salir el día de hoy; sin embargo, mi reflexión de estos días debe entenderse con base en este otro:

jueves, 15 de julio de 2010

Esta noche

Enrique Arias Valencia

Un amigo de Astronomía Educativa me mandó por correo esta imagen:


Me asombra, pues durante años yo había conjeturado que la eclíptica debía dibujarse con una simple recta sobre la salida del Sol. Así de burdo: con una regla solapada al cielo. Y con esa diablesca conjetura había yo creído que los planetas debían situarse rectos sobre la salida del Sol, y así su órbita debía correr recta, como suponía yo que haría el Sol, sobre su salida en el horizonte.

La curva que dibujan los planetas en esta imagen es una elegante refutación de mis prejuicios, y me invita a disculparme no sólo con la astronomía, sino con José Luis Ferreira, Jack Rational y con Atilio, quienes pacientemente leen mis discursos, y saben siempre enmendarlos, refutarlos, trastocarlos; e incluso, sé que a veces encuentran algo valioso en ellos.

Estuvo nublado y no pude ver el fenómeno, pero la ciencia hace que mi visita en este planeta sea todo, excepto aburrida.

Yo, el peor de los astrónomos. Los sueños de la astronomía fantasiosa que viví en Milpa Alta fueron destruidos por esta imagen.

Con el permiso de la Madre Juana: mi trazo era el de una necia caravela errada perpendicular al horizonte tenebroso.

¡Salud y muy inquieta alegría!

miércoles, 14 de julio de 2010

Homenaje Casino al Pulpo Paul

Enrique Arias Valencia

La teoría de juegos no considera el suave esparcimiento de las luces, el cortés flirteo con las intransigentes mujeres, la delicia del perfume en la espalda con escote, la sobriedad de los fracs, al tacto casi de terciopelo, la lúdica tela de los cortinajes teñidos, la emoción de transitar por la alfombra roja, el colorido de las fichas, la tensión de encontrarnos con un peligroso gángster, el divino buqué del champagne, el interminable juego de espejos de la sala, las asombrosas decepciones de los borrachos contertulios por un affaire fallido, los chismes que desatarán al día siguiente las bellísimas estrellas que visitan el lugar, los besos prometidos, la seducción interminable de la Luna brumosa que preside el balcón de mármol, el delicado murmullo del agua que brota de los surtidores del jardín, el estruendo glorioso de la fuente iluminada por neones desidiosos, el gesto de los flemáticos, el escarceo de los que se creen enamorados, los dolores de los sentimentales, la gala de las musas de una noche.

¿Y de qué va la teoría que nos dice que Paul es sólo un fraude?

¡Je je je! ¿Qué entenderá por juego tal hipótesis, si no se ha dado cuenta de que la vida misma es un juego?

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Hablo español, y mi pueblo alguna vez se llamó Nueva España. Por lo tanto, algo de vuestras alegrías hoy comparto:

¡¡¡¡ESPAÑA CAMPEONA!!!!!

domingo, 11 de julio de 2010

¿Oyes acaso la marea, aterradora?

Enrique Arias Valencia

Cuando Platón expulsó a los poetas de la República, decidí exiliarme con ellos, no porque yo me considere poeta, sino para seguirme deleitando con las coplas del ateo poeta. Aquella tarde gris de gris matiz, en la estación del rápido ferrocarril, a mí, el peor de los estetas, la bebé Lily me preguntó:

“Oiga teñó, ¿y cómo es el mundo sin poetas?”


Lo más terrible bebé Lily, es que un mundo sin poetas es este mundo, tan prosaico en su vulgaridad y tan vulgar en su proceder, que nadie puede vivir en él. Y como estoy con una sabia bebé, me dan ganas de contarle un cuento. Había una vez unos ingenuos que creían que los cuentos de hadas son sólo mentiras que nada dicen. Cargo en brazos a la bebé y añado: Que la Biblia está llena de cuentos de hadas no es ningún secreto ya. Tras el triunfo del racionalismo todas las historias bíblicas periclitaron en historias que sólo los niños creen al pie de la letra. Lo que es motivo de escándalo para propios y extraños es que, aún así las historias bíblicas son capaces de decir la verdad.

Los genetistas descubrieron algo que los poetas ya sabían: que somos hermanos de ADN de todos los seres vivos. Los astrónomos lo dicen con las bellas palabras de Carl Sagan: “Somos polvo de estrellas”. Estamos, por lo tanto, hermanados con el mundo, entendiéndose Universo. Salimos a buscar una roja flor en competencia con nuestro hermano.

Dos hermanos al bosque se marcharon
En busca de la flor.
Grácil y dulce era el primero;
el otro blasfemo y nada más.
¡Oh caballero, horrible caballero,
detén ya tus horribles maldiciones!*


¿He dicho roja flor? Bien podríamos decir que salimos a buscar petróleo. ¿Somos o no somos hermanos del benton, la tortuga y la gaviota? ¿Qué nos dice la doble hélice? ¿Hasta qué punto somos capaces de sentir el terrible lamento de la Tierra que se escapa negro y amenazante sin descanso desde un punto perdido en el Golfo de México?

Ojo también, porque hay que tener en cuenta que el ateo jamás blasfema, pues si blasfemamos no hay nadie a quien insultar. La maldición que como hermanos hemos aherrojado a nuestros hermanos no tiene nada que ver con la blasfemia, al menos, no con la blasfemia común. En palabras de Niezsche:

“Ahora el único pecado es pecar contra la Tierra”.


Es así que el mito de Caín y Abel se repite a pesar de haya quienes digan que nunca existieron. Y a todo esto, Mahler, músico supersticioso y muy sensible a los cuentos de hadas, retomó en forma de cantata sinfónica el sencillo y sabio cuento del carnaval asesino. Cito del programa de mano del concierto de hoy:

El texto, para cuya creación Mahler se basó en diversas fuentes poéticas y legendarias, cuenta la historia de una altiva reina que ha decretado que se casará con aquel caballero que encuentre una flor roja que crece en el bosque. Dos hermanos compiten en la búsqueda, y uno de ellos la encuentra. El otro lo sorprende en su sueño y lo mata para apoderarse de la flor y casarse con la reina. Un trovador encuentra un hueso del hermano muerto y con él construye una flauta. Al ser soplada, la flauta cuenta la terrible historia del crimen. El día de la boda del fratricida con la reina, aparece el trovador con su flauta, y el instrumento fabricado con el hueso de la víctima delata al asesino antes de que el matrimonio se lleve a cabo. La escena concluye con el desmayo de la reina, la huída de los invitados y el colapso del castillo.


Hemos asesinado a nuestro hermano, la Mar Océano. Y la flauta que denuncia nuestro asesinato toca sombrías y disonantes notas que advierten del peligroso desmayo de la madre Tierra, reina altiva de los demás planetas, porque sólo en ella hay vida.

En la escena, cantan José Antonio Díaz y su novia, José Luis Sosa y su esposa, Cristina Rico, y muchos queridos amigos míos más, que mi memoria de ostión de marea roja me impide traer a la memoria. Es la primera vez que escucho La canción del lamento en vivo, aunque en YouTube ya me había deleitado con los movimientos autorizados por Mahler; si bien hoy y gracias al Dios de los estetas, he podido escuchar la versión completa. La reina se desmaya y el Walhalla se colapsa:

En el suelo la reina yace,
Tambores y trompetas en silencio quedan.
Con horror huyen caballeros y esposas,
Los viejos muros se colapsan.
Las luces ya no brillan en la sala del rey.
¿Qué fue de su nupcial festín?

¡Ay, pena!


Al escucharse el fortissimo de la percusión final, la bebé Lily se sobresalta, pero no llora. Ahora bien, como público, me he llevado la parte del león con los comentarios de Patricia Palacios, quien me orienta sobre el significado metafórico, filosófico y psicológico de esta cantata sui generis de Mahler. El postrer derrumbe de la fortaleza medieval del cuento, significa un retorno al inconsciente. “Es la historia de Caín y Abel. La obra nos habla del mal necesario”, sostiene hermosa Paty, y no puedo sino rogarle tomar algunas de sus enseñanzas para escribir este artículo.

El rey de un salto deja el trono,
y a los invitados arroja la mirada.
Toma la flauta con ultrajado gesto,
y a su propia boca se la lleva.
Horrible es el sonido que produce.
¿Oyes acaso la marea, aterradora?


Hace rato, la bebé Lily ha partido con su mamá. Me quedo a solas con mis contertulios. Entonces, aprovecho para decir la verdad sin recurrir a cuentos de hadas. Si es usted una persona de oídos decentísimos, le ruego no lea este párrafo, pues para decir la verdad sin poesía, es necesario decir la verdad sin tapujos, y la verdad es siempre espantosa. En palabras de La canción del lamento: “Horrible es el sonido que produce”. ¿De acuerdo? Aquí va: hemos abierto un enorme hoyo en el culo del mundo, y toda esa mierda que brota lo único que grita es que estamos matando un chingo de especies vivas, dándole en toda su puta madre a titipuchal de ecosistemas de los que no tenemos ni carajo de idea, y eso, aunque les duela a los racionalistas, es pecar contra la Tierra.

No obstante, una última palabra: fue la técnica la que nos metió en este lío, y sólo la técnica apoyada por la ciencia podrá sacarnos de él, a menos que se agote por sí misma la reserva que un puñado de imprudentes abrieron en una vena de la Tierra.

Nadie en todo el orbe podrá intervenir por nosotros.

***

Ciclo Gustav Mahler I
Temporada de verano 2010
Sala Nezahualcóyotl
Segundo programa

El reseñista asistió el domingo 11 de julio de 2007:
In memoriam Oscar Vega Argüelles (1912-2010)
Orquesta Sinfónica de Minería
José Areán, director

Robert Schumann (1810-1856)
Sinfonía No 1 en si bemol mayor op. 38, Primavera, (30’)
1. Andante un poco maestoso – Allegro molto vivace
2. Larghetto
3. Scherzo. Molto vivace – Trio I. Molto più vivace – Trio II
4. Allegro animato e grazioso

Intermedio

Gustav Mahler (1860-1911)
Das klagende Lied (La canción del lamento) (65’)

1. Waldmärchen
2. Der Spielmann
3. Hochzeitsstück


Sally Dibblee, soprano;
Marjorie Elinor Dix, mezzosoprano
Arturo Chacón – Cruz, tenor
Stephen West, bajo – barítono

Coro Filarmónico Universitario
Gerardo Rábago, director coral

***

*Todas las citas de La canción del lamento de este ensayito están tomadas del Programa de Mega Lux de la temporada Mahler que comparto con ustedes gracias a esto de la Internet:


¡Mi versión de Caín y Abel!:

Irichc niega que Adán y Eva sean sólo un mito:
También, desde Frustarción Voluntaria:

sábado, 10 de julio de 2010

¿Es sólo un mito?

Si bien soy capaz de hacerle algunas concesiones al Racionalismo, jamás seré racionalista. ¿Es sólo un mito El Anillo de los Nibelungos? Sobre todo en el minuto 4:18…



Weia! Waga!
Wagner, Wallala!
Alhamdulillah!
Wotan, Walhalla!
Enrique Arias

domingo, 4 de julio de 2010

Consuelo de Guadalupe

Enrique Arias Valencia


Hola, José Antonio. Desde que tuve el hermoso honor de compartir la mesa de tu familia el día de tu Santo, quise agradecer el bello gesto de tu linaje, en especial tu mamá, quien irradia una gran alegría y valor de vivir. Por eso le dedico este breve trabajo poético. Espero puedas dárselo de mi parte.



Para Consuelo Gutiérrez, el valor de vivir


Lámina sirva Universo a la imagen.
Pórtico, que si es siglo, pasa,
cálices cautivos, la lección del sufrimiento.
Crátera, que si el dolor es siglo, el dolor pasa,
cúspide, la pasión del pensamiento.
Sílfide alma, es el consuelo,
Gótica gala en la argamasa.
Tránsito de aquel que atiende al alto ruego.

Lágrimas despiden al extinto duelo.
Tíbares de la alegría más gustosa.
Campánulas que repican al vuelo.
Cósmicas si se escuchan graciosas;
mídanse y serán diminutas;
escúchense y entonarán magna gloria.

Círculo desplegado en esfera.
Búcaro de las rosas castillas.
Céntricos diámetros de aljófar.
Cúpula de esplendor auspicioso.
Bóveda que despliega su curva:
Basílica del amor más hermoso.

Cátedra tanto de José, como de
Angélica Rosa que florece.
Vástagos de Consuelo y Antonio.
Sándalo empíreo se estremece.
Ábside, coro responsorio.
Vísperas de sus tíos, primos y familia.

Cánticos míos que misterios desvelan
dionisíacos si se esconden nocturnos;
sinfónicos si se escucha su tono.
Méritos de madre, méritos diuturnos.
Último, con la gracia soberana de la madre Juana:
“Cítara solamente de Apolo”.