- Albatrozz: dios no ha muerto, hay que matarlo (metal ñerísimo)
Cuando entré a la escuela secundaria, el impacto fue tan grande que, en mi delirio, llamé a esa época La Edad de Oro.
Nunca volví a vivir algo igual. Así, por ejemplo, mis calificaciones escolares eran tan elevadas que llegué a ser conocido como El Ciencias (aún no me había rendido a las fuerzas del irracionalismo). No había leído a Nietzsche, eran tiempos de color de rosa. Un día unos amigos y yo hicimos un dibujo mural en el pizarrón lateral del salón. Entre las ilustraciones que Cházaro trazó estaba el Capitán Cavernícola. Mi hábil amigo David reprodujo varios personajes de Un domingo en la Alameda, de Diego Rivera. Yo ya no recuerdo qué fue lo que dibujé, pero seguramente las figuras estaban inspiradas en las caricaturas que aparecían en la serie de libros de El maravilloso mundo de la tecnología.
Una de las formas de ser en el mundo en esa época era ser ñero, y me hice ñero. Ser ñero era ser rebelde, si bien nunca lo fui por completo. Jamás he sido muy preciso para las definiciones. Estaba de moda el grupo Van Halen, con su éxito Jump, y a eso, muchos de nosotros le llamábamos heavy metal. Me entusiasmaba dibujar bandas de rock por encargo de mi amigo Cajiga, los cabellos largos y la batería dispuesta. Bajo y requinto, cantante y fans. Hasta llegamos a inventar algunos nombres de bandas imaginarias.
Y un día, alguien sugirió incluir un letrerito en nuestro mural de blanco gis, tiza sentenciosa, con aquella frase que Diego Rivera pintó en su mural al fresco, pero fue borrada de la obra del célebre pintor, una locución que Ignacio Ramírez El Nigromante, había pronunciado en una Conferencia de la Academia de Letrán.
¿No es curioso que fuese David quien sugirió incluir la máxima en medio del muralito más representativo de una época inocente, en que las responsabilidades se reducían a lo que en opinión de quien esto escribe deberían de haberse reducido siempre, esto es, las responsabilidades intelectuales?
David quería ser sacerdote; de hecho, me había invitado ya a un retiro espiritual en el que se buscaban vocaciones para un oficio entonces decoroso.
Nuestra atestada Alameda, a la manera de la portada de un disco de los Beatles, consistía en personajes de dibujos animados de la televisión, estrellas de rock ñero e incluso un malogrado retrato de Albert Einstein. En medio, una banderola que aguardaba proclamar su mensaje.
Y fue así que el destino quiso que la frase apareciese una mañana de septiembre: limpia, fresca y jovial. "Dios no existe", lucía nuestra gran pizarra y ningún profesor ni alumno se sobresaltó con ella. Hubo quien hasta sonrió malicioso. No fue una sorpresa. Desafiando una autoridad que no existía, corrían los tiempos de la Edad de Oro, y la vida era nuestra juguetona aliada porque nos sonreía cómplice convertida en el Sol del amanecer.
6 comentarios:
Dios muere el día en que nosotros vencemos el miedo
Totalmente de acuerdo, Ktarsis. :)
Ergo, Dios no muere nunca.
Y en tanto humanos, tal vez negarlo es hacerse una zancadilla a uno mismo. =)
Hola, Roberto. Tu buen humor es contagioso.
Un abrazo.
Que pasa gente!!!! Ps resulta q el personaje "Cházaro" al q se hace tan afable (gracias) referencia en el previo escrito, no es mas que su seguro servidor jejejejejeje =) con agrado recuerdo aquellas "fugas" como proclamara un letrado de las notas musicales, haciendo referencia al impetu de manifestacion del señor Bach, en nuestro mundo "color d rosa" jejejeje ps recuerdo q no era "taaan rosa" yo estimo q era igual que la realidad d cualquier "adolescente" de aquel entonces =) pero hoy como en esos dias..... recuerdo....... y con agrado pues! =) si DIos existe o no...... no esta en mi establecerlo=) pero en verdad creo que es algo con lo que Dios puede vivir =) ya que nosotros lo hacemos de igual manera =) no por el hecho de que alguien no crea ( o creyo) en nosotros......... dejemos de existir =)
Hola, Cházaro.
Un abrazo.
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