domingo, 6 de junio de 2010

El extraño anillo del Señor de los anatemas

Enrique Arias Valencia


Cuanto más comprensible nos parece el universo, tanto más sin sentido pareciera ser.
Steven Weinberg


No sé hasta qué punto lo que escribo es un ensayo, pues no sé hasta dónde el presente tiene un carácter personal. He de señalar mis lecturas recientes: el capítulo “El origen de la moral” de El espejismo de Dios, de Dicky Dawkins, algunos curiosos poemas atribuidos a sor Juana, buena parte de Fluir (Flow) de Mihaly Csikszentmihalyi, recuerdos gratos de algunas obras de Platón, Tolkien, Asimov, incluyendo jocosas lecturas de la Biblia, y porqué no decirlo, mis lecturas favoritas de los posts de los blogs que sigo, todo esto acompañado por música de Wagner y Mahler.

¿Es esto un ensayo? He pensado durante largo tiempo que, a pesar de que soy un reverendo ateo, la ciencia no puede ser atea. La ciencia comprometida con una sincera investigación de los fenómenos de la naturaleza no debe ser ni atea ni creyente, sino que debe estar siempre abierta a una perpetua revisión de sus conclusiones. Agnosticismo contra certeza, ni más ni menos.

Si bien entre los miembros de la Iglesia católica durante el Renacimiento brillaron algunas de las mejores mentes de la ciencia, el papel del cristianismo fue declinando inexorablemente a medida que pasaron los siglos. Parte de la responsabilidad de la decadencia intelectual de la Iglesia se debe a la propia Jerarquía de la Iglesia Católica, pues ella arremetió contra sus hijos. En 1600, la Inquisición eliminó en la hoguera al dominico Giordano Bruno, un adelantado filósofo que pudo haber hecho muchísimo por el avance de la ciencia en Europa. Poco conocido, Giulio Cesare Vanini fue un filósofo, que en pleno Renacimiento, fue capaz de proponer que el hombre descendía del mono, y que por lo tanto no tenía alma inmortal. Fue quemado en 1619.

Galileo fue silenciado en 1633. Durante el proceso contra Galileo, las obras de Copérnico fueron censuradas. Hasta la Vida de Santa Teresa de Jesús estaba en el Índice de libros prohibidos. No conforme con devorar a su grey amada, la Iglesia maldijo los Pensamientos de Blas Pascal, la obra de Spinoza, la de Leibniz, la de Newton, la de Kant. ¿Qué entenderían esos dementes de la Jerarquía por pecado de pensamiento?

El Índice fue abandonado en 1966. Pero, ¿ha cambiado la postura de la Jerarquía? En esencia, no. Casi un siglo antes de renunciar a su querido Índice, la Jerarquía nos regaló el Dogma de la existencia de Dios, que tal y como está escrito, es una condena a la labor científica. El científico confiesa que no sabe; la Jerarquía obliga a creer, so pena de castigos imaginarios, como el Infierno y los anatemas, o muy peligrosos, como las Inquisiciones del pasado. ¿Qué significa ser anatema? Ser sujeto de maldición. El dogma a la letra dice:

El concilio Vaticano I (1869-1870) bajo Pío IX (1846-1870) declaró:


"Si alguno dijere que Dios vivo y verdadero, creador y Señor nuestro, no puede ser conocido con certeza por la luz natural de la razón humana por medio de las cosas que han sido hechas, sea anatema." Dz.1806



Y bien, ¿qué significa eso? ¿Que al explorar el universo con nuestra ciencia, estamos obligados a descubrir a Dios, a riesgo del anatema? ¿Acaso debemos admitir que es la Tierra el centro del Universo para satisfacer al Dios de las Escrituras? ¿Significa que debemos falsear los resultados de las investigaciones genéticas para que cuadren con el diseño inteligente y así satisfacer la Quinta vía de Santo Tomás? ¿Que hasta las matemáticas deben ceñirse a los caprichos de un Dios celoso que quiso reservarse para sí las propiedades del infinito?

Y pues bué, si Dios hubiese querido que lo encontráramos con la sola luz de la razón natural por las cosas que han sido hechas, por lo menos debió de darnos una ayudadita. ¿Qué tal si la Biblia nos hubiese facilitado el cálculo correcto del número π, porque resulta que en uno de sus libros el Espíritu Santo inspiró al autor para revelarnos que π es un número entero?

Porque en el segundo libro de las Crónicas, capítulo 4, se afirma con gran pompa y solemnidad que los hebreos estaban muy ocupados construyendo un templo. Pues bien, el versículo segundo dice a la letra que alguien “también hizo un mar de fundición, el cual tenía diez codos de un borde al otro, enteramente redondo: su altura era de cinco codos, y una línea de treinta codos lo ceñía alrededor”. No obstante, resulta que el inspiradísimo escribano de la palabra de Dios no se dio cuenta de que al dar el diámetro de un círculo, diez codos en este caso, de inmediato nos dijo la medida de la circunferencia. Y creyó que era necesario declarar que la circunferencia medía treinta codos, revelando como palabra cierta de Nuestro Señor que π vale exactamente tres. Nosotros los amantes de los griegos sabemos que el divino Platón advierte sobre su Academia: “Que nadie entre aquí, si no sabe geometría”. No olvidemos que en la geometría corriente, π sólo tiene un valor aproximado si lo mencionamos con números, siendo el más común 3.1416. ¿Podría entrar a la Academia el Dios de la Biblia? ¿Qué clase de certeza es esa?

Y eso que a la sola luz de la razón natural que examina la así llamada Creación nunca hemos calculado el último decimal de π… ¡pero es que por ahí hay un dogma que dice que con la luz de la razón natural se puede deducir con certeza la existencia de Dios! ¡No puede ser que algo tan sencillito como π se nos escape de los dedos, si lo del asunto de Dios es tan fácil que hasta una maldición puede caer para quien desafíe la prueba racional de su existencia!

Leamos de nuevo el dogma. ¿No es una petición de principio asegurar que las cosas han sido hechas? ¿Cómo vamos a saber de antemano que las cosas fueron hechas por Dios si eso es lo que hay que probar? ¡Menudo anillo, epígrafe y culmen del circulus in probando! Los teólogos que maldicen sin ayudarnos con buenas razones necesitan una compasiva dosis de bicarbonato de sodio para apaciguar su ira: Dies irae, Requiem dixit, ¡je je je!

¿Qué si con la razón y la experiencia no encontramos a Dios? ¿Debemos ser insinceros con la razón y la experiencia para seguir consintiendo a la incierta teología de las cada vez más angostas brechas?

Si algo ha probado la ciencia no es que Dios no exista; pero tampoco podremos avanzar en nuestras investigaciones si se nos envenena la búsqueda con un dogma que incluye una ridícula amenaza sobre qué es lo que debemos obtener al examinar la naturaleza.

¿Es el objetivo de la ciencia encontrar a Dios? No. El objetivo de la ciencia consiste en elaborar, probar y mejorar modelos que expliquen los fenómenos del Universo. Si la Jerarquía católica cree que con “la sola luz de la razón natural” se puede encontrar a Dios, en el mundo quien está obligada a probarlo es ella. Después de todo, ¿qué podemos hacer auxiliados tan sólo por la razón? Gracias a la ciencia sabemos que un gramo de experiencia vale más que una tonelada de razones.

Y la ciencia, explorando más de quince mil millones de años luz de radio medio del Cosmos nunca ha encontrado un lugar para el Creador, ni en lo más pequeñito de las células ni en los vastos abismos de la noche eterna de los mundos.

A ningún científico se le ha ocurrido maldecir el fruto de sus teorías, a lo mucho hubo uno que se vio obligado a renegar de ellas amenazado por la Inquisición, y otro que, al ver las cosas que se hicieron con las teorías de la fisión hubiera querido mejor ser relojero…

22 comentarios:

Manuel dijo...

¡¡Primero!!!
Bueno Enrique... En conclusión. No se puede llegar a Dios por la razón (por mucho que se esforzara la iglesia) porque entonces la fe no tiene sentido.

Enrique Arias Valencia dijo...

¡Hola, Manuel!

Así es. la Jerarquía se equivocó al establecer un dogma tan duro...

...¡Y la ciencia le ganó el oficio!

¡Je je je!

Jack Astron dijo...

¡Hola Enrique!

Qué bueno que has vuelto a escribir, y especialmente sobre este tema, que me apasiona.

Concuerdo contigo respecto de que la ciencia no ha probado que Dios (un ente creador del Universo) no exista. ¿Pero no te parece que la evidencia que ha encontrado es suficiente para descartar al Dios de la Iglesia Católica?

Un abrazo.

Enrique Arias Valencia dijo...

Hola, Jack. ¡Qué alegría saludarte!

Conforme contigo, la evidencia científica ha eliminado la posibilidad de que exista el Dios de los católicos.

Pero no sólo eso, sorprendentemente, los propios dogmas de la Iglesia terminaron por asfixiar la posibilidad de la existencia de su colosal creatura. Sobre todo, el dogma de la existencia de Dios es el principal enemigo de su prueba, porque es obligatoria su admisión, y está mal formulado, descartando cualquier alternativa viable.

¡Salud y antidogmática alegría!

PS

Voy a actualizar la página.:)

Minerva dijo...

Hola
Gracias por tu comentario en mi blog.
Me da gusto volver y saber de ti. Con algunos detalles aún, pero como me dices, soy mas importante que la dislexia.
Me animas a seguir.
Un fuerte abrazo.

Enrique Arias Valencia dijo...

Un abrazo, Minerva, tu labor e insistencia sobre el caso ABC es encomiable. He llorado en silencio por esos niños.

genetticca dijo...

Hola Enrique

Pensaba que ya te habías jubilado del blog...
Yo estoy en brasil,concretamente en Fortalezasa,estoy con meninos da rua, en un educandario, haciendo lo que puedo.Hace trece años ya estube allí,ahora con los hijos colocados he querido volver.
Tu post, como siempre, buenisimo.

Un beso.

Enrique Arias Valencia dijo...

Hola, Genetticca.

No estoy jubilado, enfrento problemas técnicos, pero anímicamente estoy bien y bien.

Un gran beso, y felicidades por tu viaje.

Anónimo dijo...

A mí se me ocurre alguna cosita. A Dios se le conoce por la razón porque él nos dió la capacidad para distinguir el bien del mal mediante la razón. Ya sabes, la ley natural.

Los evangelistas, igual que los apóstoles eran personas ignorantes, analfabetas incluso y se hicieron entender en el mundo entero y difundir el cristianismo.

No confundamos a Dios con sus criaturas y los errores de éstas. Yo creo en Jesús y sólo en él y comprendo que los hombres somos muy imperfectos, aunque eso no me convence de la no existencia de su creador. Porque si nos hubiera creado perfectos no tendríamos necesidad de pensar ni de discutir sobre su existencia o su doctrina ni siquiera tendriamos que afrontar el reto de mejorarnos.

Para creer en Dios sólo necesitas escuchar tu corazón aunque no conozcas el valor exacto de PI. Precisamente a mí me parece una prueba de su magnificencia y nuestra insignificancia pretendiendo entender su obra cuando no somos capaces ni de hallar ese número tan bonito. Nos ha querido tener entretenidos y "osá es mi vida" o ("ausaes" que decimos por aquí) que lo ha conseguido, jejejejeje

Saludos, mis ateos preferidos.

Un besote, amigo Enrique, eres un sol exponiendo ideas. ¡Ya me gustaría a mí, ya! Pero yo soy como los apóstoles...

Susie.

Enrique Arias Valencia dijo...

Hola, Susie, te hablo bajito para que no nos ecuchen mis amigos ateos racionalistas.

Tu corazón es una prueba de la existencia de Dios que rebasa a la razón.

Pero, ¿cómo convencerás a lso ateos racionalistas?


Ojo: gracias a mii irracionalismo, lo anterior no es obstáculo para que tu servidor siga siendo ateo, pues yo te he hecho una fineza poética...

Besos

Anónimo dijo...

Bueno pues seguimos bajito para que no nos oigan.

Yo no pretendo convencer a nadie de nada, cada cual tiene que buscar el sentido de su existencia. También la calma y la felicidad en esta vida.

Este universo da para todos y cada uno.

Y si nos ponemos en lo peor, pues "no hay mal que cien años dure, ni cuerpo que lo resista"

¡Feliz travesía! ¡Vivir es, por lo menos, apasionante!

Besos.

Susie.

PD Eso de "tu servidor" me ha dejado turulata, muchas gracias, majo.

María dijo...

A ver, que se me ha ocurrido otro argumento, jejejeje

Si la religión católica fuera un montaje de unas mentes perversas con ánimo de gobernar el mundo entero gobernando las mentes de los humanos, ¿no se lo habrían montado mejor? Seguro que con esas preensiones serían capaces de hacer una tramyo mucho más creíble haciéndola perfecta en sus detalles más nimios. Por ejemplo en el caso de los doce apóstoles que habrían podido ser seres extraordinarios; buenos, fuertes, sabios y no unos pobres pescadores que se dormían cuando Jesús les dijo que velaran junto a él y que lo negaban cuando lo prendieron (S. Pedro) Y que les faltaba la fe y por eso se hundían en lugar de caminar sobre las aguas.(otra vez S. Pedro) Y a pesar de esas debilidades, lo nombró cabeza de la iglesia.

¿Ves?, lo que a tí te parece que justifica tu ateísto a mí me refuerza en mi fe. ¡Cosas de la naturaleza humana que es extraordinaria para bien y para mal!

Más besitos cariñosos, que también los hay traidores (Judas Iscariote)

Susie.

¡Atiza, veo que vuelvo a salir con mi nombre! ¡Estupendo!

Enrique Arias Valencia dijo...

Hola, María.

Es muy interesante que te diga que yo emplearía tus argumentos para hacerme católico.

En realidad, el ateísmo de mi post se basa en tres puntos.

1. la Iglesia pretende que el dogma de la existencia de Dios es un argumento racional.

2. Este argumento se basa en dos falacias. La más grave es el argumentum ad baculum: "...sea anatema".

3. La segunda falacia es una petición de principio, pues pretende probar algo cuando no prueba nada. Si la proposición a probarse es incluida implícita o explícitamente entre las premisas, el argumento es falaz: ¿cómo sabemos que las cosas han sido hechas, si eso debía probarse? ¿El Universo fue creado o no fue creado?

Por lo que me has puesto en tu comentario, me atrevo a decir que la Iglesia debió permitir a las mujeres opinar, pues tu comentario es más manejable que el Dogma de la Existencia de Dios. En efecto, desde tiempos bíblicos los santos no eran hombres ejemplares. Fueron hombres comunes que recibieron una buena extraordinaria, pero que no supieron conservar,

Por claridad, he exentado en mi post mi motivo irracionalista para sustentar mi ateísmo.

Anónimo dijo...

Que post tan interesante y que bueno que hayas vuelto.

Podria decirte que yo creo en Dios, primero con el corazon porque fue por ahi por donde entro y ademas sin avisar, porque no avisa y al que no le pasa es normal que no lo entienda. Pero despues vas y quieres saber mas y entonces estudias y te informas y te das cuenta que la razon es fundamental tambien, al menos es mi opinion y mi caso.

Y yo he sido atea acerrima, creeme.

Un fuerte abrazo y sobretodo mucha Paz!!

María dijo...

Buenos días.

Vuelves a basar tu ateísmo en los hombres. Y los hombres se equivocan aun con su mejor voluntad de acertar.

Las mujeres han estado sometidas a los hombres desde mucho antes de la existencia del cristianismo o la iglesia católica. Y la iglesia siguió siendo machista por costumbre o por lo que fuera, hasta que han ido evolucionando las ideas.

Sin embargo Jesucristo no era machista. Él permitió que fueran las mujeres las primeras en ver su resurrección y contárselo a los hombres, sus propios apóstoles, cuando la opinión de una mujer tenía poco valor o ninguno. Y quiso que fueran ellas sus testigos; para cambiar las cosas, seguramente.

También hay mujeres notables en la iglesia y doctoras, aunque no se les permita ser obispos u obispas ni papisas. Ahora hay un gran movimiento de anglicanos que se pasan al catolicismo porque no aceptn que las mujeres se conviertan en obispos. Particularmente no me importa que a mí no me dejaran ser obispo, ni torera (que también tuvo su debate en otros tiempos) o minera o cualquier otra labor que hacen los hombres y que yo admiro. No baso mi existencia en desbancar al hombre sino en caminar a su lado y codo con codo, ayudarnos mútuamente. Pero esto nos lleva a otro debate.

No es lo mismo hablar de santos que de evangelistas y apóstoles, aunque éstos también lo sean. Los santos tienen que ser personas ejemplares y además haber llevado a cabo algún milagro y los procesos se llevan con lupa. (por lo que yo sé, que tampoco es mucho). Porque parece que estoy aquí de defensora de una causa que apenas conozco. Como cualquiera otro.

Las falacias que contengan las escrituras (que fueron hechas para que las comprendieran las gentes sencillas)no me quitan a mí de católica. La verdad que encuentro en los evangelios sí que me mantienen de catolica.

Besos, y abrazos también, que son muy buenos para la salud.

Enrique Arias Valencia dijo...

¡Jo jo jo , María! ¡Heiah!

¿No es algo cómico que la Vida de Santa Teresa esté en el Index y que su estatua esté en un templo católico, y que ilustra uno de los orgasmos místicos más célebres de la historia? El autor de la imagen es el maravilloso Bernini.

¿Y no es de risa (risa no atea, sino irónica) que incluso, hoy Santa Teresa sea reconocida como la única doctora de la Iglesia, en un Elíseo de varones? ¡Yo jamás calificaría a la Iglesia de machista, sino de incongrua!

No, no, no. No baso mi ateísmo en lo que dicen los hombres. De hecho, “El extraño anillo de El Señor de los anatemas” no refleja las causas de mi ateísmo, sino que se trata de un justo homenaje a una doctrina que si bien, no es la mía, merece toda mi atención: el racionalismo.

De nuevo reitero mi irracionalismo acendrado.

PS
Hola, Oceanida.

¡Qué bello ha de ser pasar del ateísmo a la creencia, quizá como el paso de las tinieblas a la luz!

Pues yo no reivindico el ateísmo para todos, sino el derecho de tener algo en qué ser feliz.

María dijo...

Pues no es la única doctora que la acompañan dos más. Son pocas en efecto, pero ¿Cuantas mujeres hay presidentes de gobierno actualemte en el mundo y cuántos hombres? Si hasta hace poco más de cien años a la inmensa mayoría de mujeres no les estaba permitido instruirse y las pocas que se podían formar tenían vetada la universidad.

Es una triste historia la discriminación de la mujer y mucha culpa tuvo Aristóteles, que no Ariastóteles, jajajaja.

Bueno, aquí un enlace con los doctores de la iglesia católica.

http://www.feyrazon.org/doctores-doctoras.html

¿Todavía está en el Index Santa Teresa? A mí me parece que no. Rectificar es de sabios; errar de humanos.

¡No faltaba más que nos quisieras convencer a todos del ateísmo! jajajaja. ¡Te lo digo con cariño , eh! Es que como aquí no hay emoticonos...

¡Saludines!

Enrique Arias Valencia dijo...

Hola, María.

Gracias a tu enlace veo que Catalina de Siena y Teresa del Niño Jesús también son doctoras.

En mi post pongo el dato de que el Index fue abandonado en 1966; si bien sigue siendo pecado venial leer los libros que me gustan.

Reitero que mi ateísmo es más irracionalista que racionalista, y este post es un homenaje a un importante movimiento ateo.

¡Salud e inquieta alegría!

Jack Astron dijo...

Últimamente he estado leyendo un foro de ateismo donde escriben varios personajes que muestran una seguridad tan grande en sus convicciones ateas, que hasta a mí me producen un cierto grado de rechazo.

Cuando los leo opinando en forma tan taxativa acerca de la "imposibilidad" de esto o de aquello, de que algo es "infinito" o de que no puede serlo, etc., percibo una carencia inaceptable de humildad en sus posiciones, similar en magnitud pero opuesta en signo a la de los fundamentalistas religiosos, que se creen los dueños de una verdad absoluta revelada por su Dios personal.

Creo que, por muy inteligente y culto que sea un ser humano, cuando se enfrenta a los misterios del inmenso y complejo Universo que nos ha revelado el método científico, debiera mantener un cierto grado de duda, de asombro y de admiración.

En contraste con esas posiciones de certeza absoluta, el autodenominado "irracionalismo" de Enrique me parece mucho más acertado.

Enrique Arias Valencia dijo...

Hola, Jack. Agradezco con el corazón tu observación.

Para tomar ejemplo de la humildad, creo que voy a actualizar mi post con base en un criterio un poco menos sarcástico.

¡Salud y humilde alegría!

Lola - Aprendiz dijo...

Excelente post.
Siempre me dije que este tema me supera en estos medios pues no tengo la paciencia necesaria para escribir y escribir que dios no existe, y , quién creo a dios?...
La vida inevitable sin por qué no hay más.
Besito.

Enrique Arias Valencia dijo...

Besito también, Pecado.