sábado, 16 de abril de 2011

Stabat Mater de Dvořák

Enrique Arias Valencia

Mi objetivo es ser totalmente subjetivo. ¿Pueden los sentimientos ser objetivos? No, no pueden, pues son el núcleo de la subjetividad. El sentimiento de alegría y aflicción es nuestro, y si actúa sin conceptualizar, descubre la belleza en su atención. Por eso es inútil buscar la belleza en el objeto. La belleza está en el sujeto, y la proyecta hacia el objeto. Por lo tanto, la belleza es un juego de la subjetividad. Sin embargo, no somos el único sujeto del mundo, y cuando otro sujeto nos comunica su descubrimiento de belleza, así nace el arte. Quien es capaz de comunicar belleza es artista.

El arte no sólo es asunto de alegría. También lo es de dolor. Los artistas que tratan con orden y decoro temas cristianos tienen en su haber algunas de las obras maestras más grandes sobre el asunto del dolor humano. Mensaje de enigma, en estos tiempos de Semana Santa, el Stabat Mater de Dvořák es una muestra acabada y perfecta del papel de la subjetividad del dolor, misterio humano que apunta a lo Trascendente. Inigualable la pluma de Ernesto Nosthas en Oído Fino en el pasaje siguiente:
Invito a los lectores a navegar por esta obra, y usen la versión del poema en la sublime traducción de Lope de Vega y recreen una expresión clara del dolor y la resignación de María con la presencia del solo de oboe inglés que introduce la pregunta existencial del «Quis est homo, qui non fleret, Matrem Christi si videret, in tanto supplicio…?» («Y, ¿cuál hombre no llorara, si a la Madre contemplara, de Cristo en tanto dolor?») desarrollada por el cuarteto de solistas en el segundo movimiento o la tenebrosa expresión de temor ante la muerte que se reproduce con la oscura marcha fantasmagórica entre coros y orquesta que se da en el tercer movimiento.

En cierta forma, el misterio de la Cruz es más profundo que la religión que le dio origen, pues trasciende sus límites, y se dirige a nuestro corazón. Sin embargo, el dolor que nos comunica el Stabat Mater debe ser sin concepto, desinteresado, universal y apuntar necesariamente, por tanto, a la finalidad sin fin. Aquellos que vemos dolor sin sentido en este mundo, bien podemos de vez en cuando darle sentido con el propósito de la música. El arte nos redime de nuestro dolor entregándonos un dolor desinteresado. Es así que el dolor de la Virgen María al ver a su hijo muerto es el dolor universal: es el dolor del poeta Javier Sicilia al enterarse de que su hijo ha muerto. Es el dolor de Antonín Dvořák al enfrentar la muerte, primero de su hija y después de sus dos hijos sobrevivientes. Y sin embargo, el dolor de la música no es ninguno de estos dolores: está más allá del dolor particular.




Este viernes 15 de abril, a las 19:00 horas, en el Museo de la SHCP, Antiguo Palacio del Arzobispado he podido escuchar el Stabat Mater de Dvořák. El Stabat Mater es el Requiem del eterno femenino. El eterno femenino no es un concepto, se revela a la intuición intelectual.

Tui nati vulnerati es la más pura expresión de la belleza que se encuentra en sabernos vulnerables, y por lo tanto, heridos por el poder de Dios.

Quiero destacar que esta noche la mezzosoprano Lydia Elena Rendón Olvera, de los Solistas Ensamble del INBA me ha regalado una de las más bellas versiones de Inflammatus et accensus, del Stabat Mater de Dvořák.

Fuga

La versión que he escuchado esta tarde es la partitura para soprano, tenor, alto, bajo, coro y piano de 1876, recientemente descubierta. He actualizado la página del Stabat Mater de Dvořák en la Wikipedia en español para referirme a dicha versión. La primera cita del Quando corpus morietur está en si menor, con los primeros compases a cargo de la mezzosoprano y el bajo, pieza sombría que cederá el terreno a una colosal e intensa fuga. Dice Sócrates en el Hipias mayor que “Las cosas bellas son difíciles”. Por su conspicua belleza, la brillante fuga del final de esta obra es difícil para el escucha. Belleza enérgica donde las haya, la intervención de la cuerda de la soprano hiela la sangre. El unánime Quando corpus morietur es todo un triunfo sobre la muerte. En versión de Lope de Vega:

Haz que me ampare la muerte
de Cristo, cuando en tan fuerte
trance vida y alma estén.
Porque, cuando quede en calma
el cuerpo, vaya mi alma
a su eterna gloria. Amén.
La intención de Xavier Ribes al dirigir a los solistas es comunicarnos con la aflicción de la idea de la razón que se identifica con el eterno femenino. Al final, los solistas nos han quitado a todos el aliento, y tardamos en aplaudir, pues ¿cómo interrumpir el mensaje del gran dolor del mundo?

***

I Temporada 2011
Solistas Ensamble del INBA
Xavier Ribes, director huésped
Antonín Dvořák
Stabat Mater

Viernes 15 de abril, 19:00 horas
(Moneda 4, Centro Histórico)

Actividades Web:


6 comentarios:

La abuela frescotona dijo...

Este escrito me anima a seguir sosteniendo, que el dolor, y la aflicción se manifiestan en belleza a través de la razón, sublimando su proyección hacia los demás.
te abrazo estimado Ariastoteles

Enrique Arias Valencia dijo...

Gracias Abuela por ayudarme a encontrar sentido al dolor con el auxilio de la razón y la música.

Jack Astron dijo...

Hola Enrique.

Vi la página de Wikipedia que hiciste y se ve muy profesional.

Saludos!

Enrique Arias Valencia dijo...

Hola, Jack. Obelix me ha ayudado mucho a pulirla.

Un abrazo

Manuel dijo...

Hola Enrique. Empiezo a volver por los fueros blogueros. Respecto a la obra... no la conozco.
Un abrazo.

Enrique Arias Valencia dijo...

Hola, Manuel. He sabido ya que el Espíritu Santo sopló en Cuenca.