La caída de Fritjof Capra
Enrique Arias Valencia
Si hubiera conocido las consecuencias, me habría hecho relojero.
Einstein
Celebramos veinticinco años de la publicación de El tao de la física del doctor Fritjof Capra, un libro en el cual el autor intenta convencernos de los supuestos paralelismos que hay entre la física cuántica y el misticismo oriental, con lo cual él quisiera persuadirnos de que hay un nexo nuevo y maravilloso entre la ciencia y la espiritualidad.
En este ensayo trataré de refutar algunas de las tesis de Capra. Comencemos por apuntar que la física cuántica no es una teoría exhaustiva, y sólo trata con un muy pequeño aspecto de la realidad.
La física cuántica explica muy bien el mundo subatómico, pero no puede dar cuenta del comportamiento de planetas y estrellas, y menos aún, sirve para explicar las cosas que pasan cuando se alcanzan velocidades cercanas a las de la luz.
Es así que la realidad tiene niveles, y cada nivel tiene una física propia, podríamos decir. Vemos que en el nivel más pequeñito opera la mecánica cuántica, cos sus átomos y partículas. En el siguiente nivel se desarrolla lo que podríamos llamar la física de la vida diaria, sometida a las leyes de la mecánica de Newton, con su gravedad y sus objetos comunes y corrientes. El tercer nivel es el de la relatividad de Einstein, que se desarrolla cuando los objetos de estudio de la física se mueven a velocidades cercanas a las de la luz.
Cada física tiene sus propias leyes, y podemos decir que son incompatibles; es decir, ninguna contiene a la otra, si bien es más fácil sostener que la relatividad influye a la mecánica cuántica y no que la mecánica cuántica influye en el mundo relativista; porque las partículas subatómicas pueden acelerarse hasta alcanzar velocidades cercanas a las de la luz, y entonces estarán influidas por la física relativista.
Claro que hay quienes quisieran que hubiera una sola teoría física que explicara ella sola todos los fenómenos de la naturaleza, y a veces parece que los empeños de Capra se dirigen en esa dirección. No obstante, tal teoría unificada es sólo un ideal y no una realidad.
En cambio, el comportamiento estadístico de los átomos no tiene paralelo en el mundo macroscópico. Capra sostiene que la existencia y la no existencia simultánea de una partícula puede compararse con las afirmaciones no dualistas del misticismo oriental, la supuesta superación del mundo de los opuestos. El problema está en que estas características de las partículas no influyen en el mundo macroscópico, y por lo tanto podrían autorizarnos a creer que las afirmaciones de los místicos orientales no tienen alcance en la vida diaria: se trata de afirmaciones válidas sólo para el mundo de las partículas, pero no válidas en el mundo de los seres macroscópicos.
En El tao de la física Capra funda algunos de los lugares comunes de la espiritualidad New Age, como aquello de que el espacio y el tiempo son sólo convenciones relativas de la mente. Capra olvida que la teoría de la relatividad de Einstein establece un absoluto: la velocidad de la luz es la misma para todos los observadores. La velocidad de la luz es una constante, y no es relativa de ningún observador.
Otro problema está en la posible infirmación de la física cuántica. El filósofo de la ciencia Kart Popper sostiene que toda teoría científica debe ser falsable. Muchos científicos están de acuerdo con la falsación: toda teoría científica debe incluir la posibilidad de que sea falsa.
¿Qué sucedería con el misticismo oriental si se demostrara que la mecánica cuántica está equivocada? La respuesta es: nada, porque el misticismo es el misticismo, y la ciencia tiene su propio campo de acción, el cual es falsable.
¿Qué sucedería con las ideas de Capra en caso de que se demostrara que la mecánica cuántica es falsa? Él sí tendría que rendir cuentas de su labor como científico. Sin embargo, no hace falta que esperemos a la caída de la mecánica cuántica para que podamos celebrar la caída de Capra, pues sus supuestos paralelismos entre la física moderna y el misticismo oriental sólo tienen la probabilidad de ser del tamaño de un átomo, y están, por lo tanto fuera de nuestro mundo newtoniano.
Enrique Arias Valencia
Si hubiera conocido las consecuencias, me habría hecho relojero.
Einstein
Celebramos veinticinco años de la publicación de El tao de la física del doctor Fritjof Capra, un libro en el cual el autor intenta convencernos de los supuestos paralelismos que hay entre la física cuántica y el misticismo oriental, con lo cual él quisiera persuadirnos de que hay un nexo nuevo y maravilloso entre la ciencia y la espiritualidad.
En este ensayo trataré de refutar algunas de las tesis de Capra. Comencemos por apuntar que la física cuántica no es una teoría exhaustiva, y sólo trata con un muy pequeño aspecto de la realidad.
La física cuántica explica muy bien el mundo subatómico, pero no puede dar cuenta del comportamiento de planetas y estrellas, y menos aún, sirve para explicar las cosas que pasan cuando se alcanzan velocidades cercanas a las de la luz.
Es así que la realidad tiene niveles, y cada nivel tiene una física propia, podríamos decir. Vemos que en el nivel más pequeñito opera la mecánica cuántica, cos sus átomos y partículas. En el siguiente nivel se desarrolla lo que podríamos llamar la física de la vida diaria, sometida a las leyes de la mecánica de Newton, con su gravedad y sus objetos comunes y corrientes. El tercer nivel es el de la relatividad de Einstein, que se desarrolla cuando los objetos de estudio de la física se mueven a velocidades cercanas a las de la luz.
Cada física tiene sus propias leyes, y podemos decir que son incompatibles; es decir, ninguna contiene a la otra, si bien es más fácil sostener que la relatividad influye a la mecánica cuántica y no que la mecánica cuántica influye en el mundo relativista; porque las partículas subatómicas pueden acelerarse hasta alcanzar velocidades cercanas a las de la luz, y entonces estarán influidas por la física relativista.
Claro que hay quienes quisieran que hubiera una sola teoría física que explicara ella sola todos los fenómenos de la naturaleza, y a veces parece que los empeños de Capra se dirigen en esa dirección. No obstante, tal teoría unificada es sólo un ideal y no una realidad.
En cambio, el comportamiento estadístico de los átomos no tiene paralelo en el mundo macroscópico. Capra sostiene que la existencia y la no existencia simultánea de una partícula puede compararse con las afirmaciones no dualistas del misticismo oriental, la supuesta superación del mundo de los opuestos. El problema está en que estas características de las partículas no influyen en el mundo macroscópico, y por lo tanto podrían autorizarnos a creer que las afirmaciones de los místicos orientales no tienen alcance en la vida diaria: se trata de afirmaciones válidas sólo para el mundo de las partículas, pero no válidas en el mundo de los seres macroscópicos.
En El tao de la física Capra funda algunos de los lugares comunes de la espiritualidad New Age, como aquello de que el espacio y el tiempo son sólo convenciones relativas de la mente. Capra olvida que la teoría de la relatividad de Einstein establece un absoluto: la velocidad de la luz es la misma para todos los observadores. La velocidad de la luz es una constante, y no es relativa de ningún observador.
Otro problema está en la posible infirmación de la física cuántica. El filósofo de la ciencia Kart Popper sostiene que toda teoría científica debe ser falsable. Muchos científicos están de acuerdo con la falsación: toda teoría científica debe incluir la posibilidad de que sea falsa.
¿Qué sucedería con el misticismo oriental si se demostrara que la mecánica cuántica está equivocada? La respuesta es: nada, porque el misticismo es el misticismo, y la ciencia tiene su propio campo de acción, el cual es falsable.
¿Qué sucedería con las ideas de Capra en caso de que se demostrara que la mecánica cuántica es falsa? Él sí tendría que rendir cuentas de su labor como científico. Sin embargo, no hace falta que esperemos a la caída de la mecánica cuántica para que podamos celebrar la caída de Capra, pues sus supuestos paralelismos entre la física moderna y el misticismo oriental sólo tienen la probabilidad de ser del tamaño de un átomo, y están, por lo tanto fuera de nuestro mundo newtoniano.
2 comentarios:
Mil gracias por tu visita, realmente ese libro que citas de Grave me gusto mucho, es muy bueno y simple, te muestra mucho.
Por otro lado me llamo la atención el venir a visitarte y ver ese texto, ahora estoy leyendo un texto llamado IChing, espero que lo conoscas, no sé si fuera posible mantener uncontacto aunque sea por mail, para charlar mas sobre los temas que parece compartimos...desde la montaña...
I am regular visitor, how are you everybody?
This piece of writing posted at this site is really good.
Feel free to visit my page :: ford ranger forum
Publicar un comentario