sábado, 1 de agosto de 2009

Neomarxismo amartillado

Enrique Arias Valencia

La ley de educación sexual no es una opinión; es una ley y hay que cumplirla.
Alberto Sileoni


Según monseñor Héctor Aguer (el actual Arzobispo Metropolitano de la ciudad de La Plata), el manual "Material de formación de Formadores en educación sexual y prevención del VIH/sida",* que está destinado a los jóvenes argentinos para ser usado en las escuelas, presenta una opinión "reduccionista", "constructivista" y "neomarxista" de la sexualidad. Para agravar las cosas, el mentado libro impone de manera totalitaria un montón de dogmas ateos. O sea que educar a los jóvenes a uno lo lleva inevitablemente a ser reduccionista, constructivista, neomarxista y un dogmático ateo.

Y hete aquí que tratando de ver lo que tengo de neomarxista dado que estoy totalmente a favor de la educación sexual de los jóvenes, pude encontrar en un libro de Stephen Jay Gould de cuyo nombre no quiero acordarme, aquella deliciosa sentencia de Karl Marx que dice así: "Todos los acontecimientos históricos suceden dos veces: la primera vez como una tragedia, la segunda como una farsa". Y como buen ateo que soy, espero que se cumpla este dogma marxista, pues eso quiere decir que lo que vivimos ahora ya no es tanto para llorar, sino para reír. Sólo habría que buscar a qué vieja tragedia corresponde esta nueva farsa.

Consideremos, con una óptica totalitaria: ser enemigo de la educación sexual es ser enemigo de la educación, y ser enemigo de la educación es ser enemigo de la cultura, y ser enemigo de la cultura lo lleva a uno a enemistarse con la poesía. A que sí.

Y es así que de una manera bastante constructivista y reduccionista, encuentro que en el siglo XVII hubo en Nueva España un arzobispo llamado Francisco de Aguiar y Seijas, quien le hizo la vida de cuadritos a la poetisa Sor Juana Inés de la Cruz. Y es que Aguiar no veía con buenos ojos que una mujer entregada a la vida religiosa también se diera un tiempecito para componer poemas y obras de teatro; amén de una vida social inmensa, pues la cultura está hecha de relaciones: sólo somos dueños de lo que compartimos, lo demás son placeres solitarios que no rinden fruto alguno. No debemos olvidar que en plena época de la Santa Inquisición eran totalmente incompatibles lo sagrado y lo profano. Y pues ser mujer intelectual con muchos amigos fuera del convento era algo ya no digamos profano, era toda una profanación del mundo establecido. Entre sus composiciones perfectas, cantó la Madre Juana:

Óyeme con los ojos,
Ya que están tan distantes los oídos,
Y de ausentes enojos
En ecos de mi pluma mis gemidos;
Y ya que a ti no llega mi voz ruda,
Óyeme sordo, pues me quejo muda.


Quién sabe si no sería la maldita envidia la que movió al Aguer de entonces, Aguiar de aquella época, aguafiestas de siempre, a censurar todas las actividades artísticas de la inocente monja. Lo que siguió fue espantoso. Revestida de valentía, la Madre Juana encarnó el personaje con el que se expresó su tragedia: ser una mujer inteligente en un mundo dominado por varones imbéciles. Entre cantos y rezos, trasfondo una epidemia, la existencia y el intelecto del alma sutil se consumirían en un sombrío convento del siglo XVII. ¿Merecía el mundo a sor Juana o sor Juana merecía el mundo que le tocó vivir? La copa derramada reboza con sangre virginal, sangre que servirá para firmar un pacto con los poderes del Cielo, una abjuración con las letras, y a continuación será partir y dejar en la más oscura orfandad a la Tierra del teatro y la poesía. La pluma calla.

Aguiar y Seijas consiguió aplastar a una de las más bellas flores del Siglo de Oro so pretexto de la religión. Una verdadera tragedia que me hace avergonzarme de pertenecer al género masculino.

Hoy, el moderno Aguiar, monseñor Aguer busca agriarnos la alegría de tener acceso a la educación sexual. ¿De quién depende que esto no acabe en tragedia, y que podamos reírnos de esta farsa? De nosotros depende.


*Un título que molesta por su redundancia, dicho sea de paso.

Enlaces con este tema:

5 comentarios:

Atilio dijo...

Tienes que copiar y pegar este hermoso post como comentario en todos los blogs en donde se trate el tema.

Enrique Arias Valencia dijo...

Un abrazo, mi querido amigo.

perro. dijo...

Justo ayer a la noche en un programa periodístico argentino estaba un representante de la ICAR y alguien del Ministerio de Educación.

En fin, lo que parecía molestar al "cura" era que en el manual, no se mencionaba la palabra "familia" y reducía la discuicón a un tema solamente "coital". Algo así.

De la otra parte le contestaron que este manual era para todos y que cada comunidad religiosa, luego podía ahondar con lo que considerara necesario como por ej. hablar de la familia.

También se cuestionó la falta de mención de la opción que se tiene de no tener sexo.

En fin, siempre queriendo ser más papistas que el papa...

saludos.

Enrique Arias Valencia dijo...

Hola, Perro. Un placer saludarte.

Eli dijo...

Anque hoy ya te saludé: ¡Hola!

¡Cuántas barbaridades en nombre de un dios!

Gracias por el agregado al artículo. Y no te avergüences de ser del género maculino, en el nuestro también hay "casos".

Te voy a copiar la ideo de tu forma de permitir enlaces, estoy cansada de eliminar los que no tienen nada que ver con el tema.

¡Un saludo a tosdos!