jueves, 4 de febrero de 2010

Tepozteco cándido

Tepozteco



He dibujado esta cándida versión del Tepozteco a partir de un programa que permite dibujar en línea. Si hacen clic en el enlace pueden ver una animación del dibujo de arriba. Ustedes también pueden dibujar lo que gusten, pues la suscripción al servicio es gratuita. Algo más que agradecer a la ciencia y la tecnología.


7 comentarios:

Jack Astron dijo...

Buen dato, no conocía ese servicio.

Ví el proceso de dibujo, y me parece notable la facilidad con que lo hiciste, sin borrar.

¡Saludos!

Enrique Arias Valencia dijo...

¡Hola, Jack!

En algún momento del proceso creo que sí llegué a borrar.

¡Saludos!

Manuel dijo...

Hola Arias. Te he dejado un comentario en el otro hilo sobre Tepozteco.
Un abrazo.

María dijo...

Hoy no tengo ánimos para comentar nada porque no dejo de llorar. Ayer sobre las seis de la tarde un pajarraco se comió a mi queridísimo canario. Hacía once años que lo teníamos y era un sol. Nunca estuvo enfermo; se bañaba con su bañerita de agua templada mienras le daba el sol y luego se ponía a secarse hecho una bola. Le encantaba la lechuga lavadita y fresca que le ponía casi todos los días y las barritas de cereales.

Hace un tiempo a mi hermana le mataron dos de esa forma y estuve tiempo sin sacarlo a la terraza, pero yo pensaba que aquello ya había pasado y nunca ví por aquí ningún pajarraco grande. Como ya era viejecito pensaba cuánto me dolería verlo enfermar y ¡qué cerca estaba todo y qué cruel ha sido! Seguro que estará cantando por el cielo, ¡perdóname porque yo te saqué unas horas antes! Por la mañana estuvo al sol tan contento como siempre y por tarde un momento antes lo estaba viendo desde el ordenador a trávés del crisal de la ventana. Pero me fui al salón y entonces llegó la fiera. Todos en casa y no nos enteramos de nada. Cuando lo entré, que aún era de día, había desaparecido.

Enrique Arias Valencia dijo...

Hola, Manuel y María

Sendos abrazos.

Anónimo dijo...

Que original Ariastoteles!!

Me apunto!

Abrazos y paz!

Enrique Arias Valencia dijo...

¡Hola, Oceanida!

¡Salud, paz y alegría!