Para Mariana y su esposo, por el arte
Enrique Arias Valencia
Cáñamo, paladar delicioso es el disfrute de la danza folclórica. La danza regional es copal que no se aspira, sino que se mira. La carpa tendida como el noble velamen de una nave que nos transportará allende el océano de la imaginación por las tierras de Oaxaca, Veracruz y Jalisco, en el Parque de la colonia Moderna, en el marco de las celebraciones de nuestra independencia en la ciudad de México.
Música que emponzoña nuestra alma pues rebasa a la razón, porque la música embriagadora influye directamente sobre nuestra propia voluntad, es decir, sobre nuestros sentimientos, impresiones y emociones, con un efecto como el del mejor pulque del dios Quetzalcóatl, cuyo destino es beberse con el espíritu. Quizá la música embriagadora sea más fácil de ejemplificar que de definir: la música de Jalisco nos embriaga por completo, la de Oaxaca nos invita a reflexionar, la de Veracruz tiene buen lustre.
Látigo que fustiga al ocioso, la unión de danza y música me permitió gozar con la muestra de la solemnidad del baile de Oaxaca. Veracruz: el zapateo es coro mudo en los labios, verbo rítmico en los talones. Jalisco: feria de esplendores, pirotecnia del sentido.
Sáfico si desvelan mi sombra, ¿qué es el hombre? El abanico de lo humano es vasto y complejo, y sus límites se escapan a nuestra vista, pues pertenecen tanto al bien como al mal, la certidumbre y la incertidumbre, lo negativo y lo positivo. Por eso, estar frente al hombre es descubrir a la criatura donde se reúnen innumerables posibilidades, que se pueden enfrentar unas a otras. El colorido, la sonrisa y el vuelo curvo de las faldas largas de las jóvenes ante la línea recta y los ángulos del fusco traje de charro.
Sátiro si me cubren la cara, mi alma es un nudo Giordano que se desbarata con los movimientos que hacen de carne viva la Piedra de Sol en un círculo perfecto dividido en dos arcos. En su cuadratura perfecta, la Coatlicue debe sonreír satisfecha, pues es bien sabido que la prosa es al caminar lo que la danza es a la poesía.
Cráteras que se elevan garbosas, las mujeres portan flores en la cabeza; algunos números antes, el despliegue de las redes de los pescadores. Acerca de la contradictoria condición del hombre, se pregunta Pascal: “¿Quién desenredará este embrollo?” Esta pregunta sobre el embrollo que es el hombre, sólo puede ser formulada por un hombre, por lo que parece que el hombre es un extraño para sí mismo. Y al tratar de desenredar la madeja, al decidirse tanto por un camino como otro, el hombre no deja de pertenecer al género humano. Los límites de lo humano no pueden encontrarse.
Délfico se protege un secreto. ¿Qué es lo elemental? Una razón atómica. La danza es el arte de la razón atómica, pues el artista no se separa de su obra. La danza es por lo tanto, el arte donde artista y obra de arte forman una unidad indivisible. ¿Tengo siquiera un átomo de razón?
Lúpulo de dorada cosecha, la danza embriagadora habla directamente a nuestro corazón; por eso, cuando nos entusiasmamos con una invitación a la danza festiva, la seguiremos con las palmas, y advertiremos que nuestro yo no tiene más remedio que fundirse con la exaltada pasión que asiste a toda la concurrencia. Aplausos sin fin, alegría sin fondo.
México danza en tanto yo aplaudo tratando de seguir el ritmo marcado por el zapateo de un baile tradicional; pero debo confesar que mi pericia, aun en el aplauso que marco desde mi amado sillón, deja mucho que desear.
Cándido cuando lo hacen verbena. A veces pienso que este mundo tan sólo es el sueño de un Dios tierno e inocente que juega a crearlo para después sorprenderse con sus movimientos de danza y de música. Y perdónenme todas las detonaciones de legión de anacolutos. Por cierto, si tomamos las primeras diez sílabas de cada uno de los párrafos de este ensayo, casi se forma un romance decasílabo con esdrújulo inicial. Lamento no haber podido cuadrarlo para que quedaran dos estrofas de cuatro versos. El título corresponde al grupo de danza regional que inspiró este artículo.
Enrique Arias Valencia
Cáñamo, paladar delicioso es el disfrute de la danza folclórica. La danza regional es copal que no se aspira, sino que se mira. La carpa tendida como el noble velamen de una nave que nos transportará allende el océano de la imaginación por las tierras de Oaxaca, Veracruz y Jalisco, en el Parque de la colonia Moderna, en el marco de las celebraciones de nuestra independencia en la ciudad de México.
Música que emponzoña nuestra alma pues rebasa a la razón, porque la música embriagadora influye directamente sobre nuestra propia voluntad, es decir, sobre nuestros sentimientos, impresiones y emociones, con un efecto como el del mejor pulque del dios Quetzalcóatl, cuyo destino es beberse con el espíritu. Quizá la música embriagadora sea más fácil de ejemplificar que de definir: la música de Jalisco nos embriaga por completo, la de Oaxaca nos invita a reflexionar, la de Veracruz tiene buen lustre.
Látigo que fustiga al ocioso, la unión de danza y música me permitió gozar con la muestra de la solemnidad del baile de Oaxaca. Veracruz: el zapateo es coro mudo en los labios, verbo rítmico en los talones. Jalisco: feria de esplendores, pirotecnia del sentido.
Sáfico si desvelan mi sombra, ¿qué es el hombre? El abanico de lo humano es vasto y complejo, y sus límites se escapan a nuestra vista, pues pertenecen tanto al bien como al mal, la certidumbre y la incertidumbre, lo negativo y lo positivo. Por eso, estar frente al hombre es descubrir a la criatura donde se reúnen innumerables posibilidades, que se pueden enfrentar unas a otras. El colorido, la sonrisa y el vuelo curvo de las faldas largas de las jóvenes ante la línea recta y los ángulos del fusco traje de charro.
Sátiro si me cubren la cara, mi alma es un nudo Giordano que se desbarata con los movimientos que hacen de carne viva la Piedra de Sol en un círculo perfecto dividido en dos arcos. En su cuadratura perfecta, la Coatlicue debe sonreír satisfecha, pues es bien sabido que la prosa es al caminar lo que la danza es a la poesía.
Cráteras que se elevan garbosas, las mujeres portan flores en la cabeza; algunos números antes, el despliegue de las redes de los pescadores. Acerca de la contradictoria condición del hombre, se pregunta Pascal: “¿Quién desenredará este embrollo?” Esta pregunta sobre el embrollo que es el hombre, sólo puede ser formulada por un hombre, por lo que parece que el hombre es un extraño para sí mismo. Y al tratar de desenredar la madeja, al decidirse tanto por un camino como otro, el hombre no deja de pertenecer al género humano. Los límites de lo humano no pueden encontrarse.
Délfico se protege un secreto. ¿Qué es lo elemental? Una razón atómica. La danza es el arte de la razón atómica, pues el artista no se separa de su obra. La danza es por lo tanto, el arte donde artista y obra de arte forman una unidad indivisible. ¿Tengo siquiera un átomo de razón?
Lúpulo de dorada cosecha, la danza embriagadora habla directamente a nuestro corazón; por eso, cuando nos entusiasmamos con una invitación a la danza festiva, la seguiremos con las palmas, y advertiremos que nuestro yo no tiene más remedio que fundirse con la exaltada pasión que asiste a toda la concurrencia. Aplausos sin fin, alegría sin fondo.
México danza en tanto yo aplaudo tratando de seguir el ritmo marcado por el zapateo de un baile tradicional; pero debo confesar que mi pericia, aun en el aplauso que marco desde mi amado sillón, deja mucho que desear.
Cándido cuando lo hacen verbena. A veces pienso que este mundo tan sólo es el sueño de un Dios tierno e inocente que juega a crearlo para después sorprenderse con sus movimientos de danza y de música. Y perdónenme todas las detonaciones de legión de anacolutos. Por cierto, si tomamos las primeras diez sílabas de cada uno de los párrafos de este ensayo, casi se forma un romance decasílabo con esdrújulo inicial. Lamento no haber podido cuadrarlo para que quedaran dos estrofas de cuatro versos. El título corresponde al grupo de danza regional que inspiró este artículo.
BAILA, TÚ QUE REINAS
Cáñamo, paladar delicioso
Música que emponzoña nuestra alma
Látigo que fustiga al ocioso
Sáfico si desvelan mi sombra,
Sátiro si me cubren la cara.
Cráteras que se elevan garbosas,
Délfico se protege un secreto.
Lúpulo de dorada cosecha,
México danza en tanto yo aplaudo
Cándido cuando lo hacen verbena.
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