miércoles, 22 de diciembre de 2010

El Occidente Alternativo

Enrique Arias Valencia

¿Adónde te escondiste,
Amado, y me dejaste con gemido?
Como el ciervo huiste
habiéndome herido;
salí tras ti clamando y eras ido.

San Juan de la Cruz

Todo lo que sigue es fruto de los apuntes que tomé durante la conferencia magistral “Pensar (el otro) Occidente desde el arte” que brindó Jorge Juanes López en el Salón de Actos de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México, a las 18:30 horas, el 7 de diciembre de 2010, para cerrar el encuentro iberoamericano de dos días “Pensar Occidente”.

Jorge Juanes nos invitó a pensar Occidente desde no se piensa Occidente, que es desde el arte. Esto nos lleva a removerlo todo, y a poner en práctica el axioma que dice: “Atrévete a pensar por ti mismo”. En esto consiste la filosofía: lanzarse a la aventura de pensar, arriesgándose a “fracasar”. Y uno fracasa entre comillas porque en esta perspectiva no hay verdades absolutas, todo es relativo, y por lo tanto, no hay fracaso.

Nos dicen que en Occidente, durante el siglo XVIII se desplegó la pregunta obsesiva: ¿qué es la razón? El siglo XVIII tenía mucha claridad sobre sus objetivos de autolegitimización coherente en el plano de la realidad fáctica. La modernidad es moderna en el plano de la metafísica del sujeto.

Parece que esta razón ilustrada se vive como realidad planetaria. ¿Qué es lo que pasa cuando la metafísica de Occidente se traslada al espacio geopolítico de Japón, China? ¿Qué pasa cuando la modernidad consumada rebasa al pensamiento que trató de comprenderla?

¿Qué es Occidente? ¿Es sólo la razón instrumental? ¿Qué pasa cuando las categorías que le dieron origen se hacen obsoletas? ¿Ha triunfado el modo Occidental? ¿A qué precio? Buena parte del drama de Occidente consiste en hacer víctima al mundo de la parálisis parmenídea.

Uno escucha lo dicho y lo redicho sobre las soluciones salvíficas que supuestamente van a salvar a Occidente de su debacle nihilista, sin alcanzar a comprender que dichas soluciones salvíficas fueron las que llevaron a Occidente a su propia catástrofe.

Sobran nombres para bautizar a la criatura que nació de la metafísica Occidental: posmodernidad, hipermodernidad, modernidad oscura, modernidad líquida.

Hoy Platón es el chivo expiatorio de la condición del origen eidético de Occidente. Ésta es la “astucia de la razón”. En Hegel, la razón descubre la razón de su razón. Habermas diría: “Es que no es suficiente. Todavía hace falta más razón”. Jorge Juanes replica: “Ya es demasiado”. La solución a la catástrofe de Occidente la encuentra Jorge Juanes en el Occidente tachado: el Occidente contestatario, que se constituyó en medio de la resistencia al proyecto ontológico: en Alemania, sólo por mencionar a dos de los ejemplos más conocidos: Friedrich Nietzsche y Martin Heidegger. Franceses: Stéphane Mallarmé, Georges Bataille, Jacques Derrida y Gilles Deleuze. En otras regiones y tiempos, hasta Platón en el Cratilo aparece como un crítico de la escritura. Los pensadores de la physis son poéticos: agradecen a las voces no antropocéntricas. Se alza así, una réplica a Occidente dentro del propio Occidente, que se hace patente en la obra de Theodor Adorno y Max Horkheimer llamada Dialéctica de la ilustración.

No hay inicio de la resistencia, Occidente siempre ha tenido su propios críticos. Ellos constituyen un Occidente no metafísico, no antropocéntrico, no eidético. Todos ellos encuentran en el arte la fuente de la resistencia a Occidente. Y en medio de la resistencia, Jorge Juanes mismo no es un parteaguas. Con Jorge Juanes no empieza ni termina absolutamente nada, sólo es parte de este continuo.

Deconstruir es el lema explícito del Occidente tachado. Para construir un territorio autónomo de Occidente Jorge Juanes plantea: 1° Pensar el arte desde el arte. 2° Pensar desde el arte. Y no pensar el arte como una superestructura. Para pensar desde el arte, es indispensable entrar a los lenguajes del arte. Pensar con el arte. Jorge Juanes sostiene en este punto que “Lo propio del arte es lo intempestivo”. El humanismo es arte. El humanismo es intempestivo.

El filósofo sostiene que el Renacimiento fue mucho más sustantivo que la ilustración, pues es falso que fuera durante la ilustración cuando se habló por vez primera de humanismo. Añade Jorge Juanes: “Durante el Renacimiento se presentó un popurrí de sabiduría, desde cábala hasta poesía”.

¿Qué hizo Occidente? Copérnico arrojó a la Tierra del centro del Universo. ¿Cómo se re centró el hombre tras Copérnico? La ciencia gana de calle. Sin embargo, paralelamente a la ciencia están todas las sabidurías profundas: de cara a la alteridad y no a la enajenación: el pensar es lo que otorga el centro.

El surgimiento del arte moderno tiene dos condiciones: 1° el discurso “De la dignidad del hombre”. Giovanni Pico della Mirandola: el surgimiento del individuo como un ser autónomo, libre y creador que escoge entre la finitud y la infinitud: es responsable de su propia vida. A partir del Renacimiento, ya no estamos predestinados, ahora tenemos libertades.

El hombre que piensa desde el arte está abierto a todas las experiencias. Y esto es inédito en la historia, pues las sociedades no occidentales tienen para cada individuo un trabajo específico, lo cual niega la individualidad. En cambio, en Occidente la individualidad sienta cada firma: las firmas son constituciones de obra que cada artista establece para dejar la señal encarnada de su diferencia.

La sabiduría filosófica nos revela que somos enigmas de nosotros mismos. El día que sepamos quiénes somos, lo mejor será darnos un tiro. La condición individual, con todo su enigma, se revela en los manierismos extremos: el Greco, Tintoretto, Miguel Ángel.




Yo, Enrique Arias Valencia, el peor de los estetas, alcanzo a ver en la Última cena de Tintoretto el triunfo de la imaginación sobre la perspectiva, al revelarnos a los ángeles interactuando en este mundo, con Jesús como la más brillante fuente de luz de la escena. Dios es la mayor fantasía, mayor que la cual nada puede fantasearse.

La Última cena de Tintoretto es una fiesta audaz de perspectiva y fantasía que proclama: “¡Hay un Occidente alternativo!” Jorge Juanes sostiene que durante el manierismo la categoría de lo bello salta por los aires. Como segunda condición del surgimiento del arte moderno tenemos el Tratado de la pintura, de Leonardo Da Vinci. En dicha obra, la pintura subordina a la ciencia. Algo parecido a lo que afirmó San Juan de la Cruz cuando sostuvo:

Este saber no sabiendo
es de tan alto poder
que los sabios arguyendo
jamás le pueden vencer
que no llega su saber
a no entender entendiendo
toda ciencia trascendiendo.

Hace algunos años, este filósofo que ahora sólo toma apuntes, creyó saber que, según Leonardo, el arte tiene reglas tanto o más precisas que las de la ciencia, y por eso las trasciende todas.

Esto es Occidente también: Pico, Tintoretto, Leonardo, San Juan. Jorge Juanes pregunta irónico: ¿o esto qué es? ¿Marte? El barroco manierismo vindica lo monstruoso y la fealdad. Es el esplendor de las formas. Nuevas y desafiantes formas. A contracorriente con el arte imitativo, Leonardo da Vinci afirma que “Artista es el que trae al mundo lo que no era”. Algunos siglos más tarde, Goya se atreverá a increparle a la academia: “¡No hay reglas en la pintura!” Éste es el otro Occidente: vindicación del capricho y la invención. Johann Christian Friedrich Hölderlin en una carta, se atreve a sostener que

“Para los griegos, lo propio era la alteridad, lo abismal, la physis; lo extraño era el principio de razón”.

Esta carta anticipa el Dioniso nietzscheano. Todos los occidentales que replican a Occidente en su propio terreno constituyen lo que Antonin Artaud llamó “Los suicidados de la sociedad”, y son quienes nos dirigen a la apertura de la sociedad desde el arte. Son los suicidados quienes descubren la sensualidad del cuerpo. Y su mensaje, sutil y valiente consiste en hacernos ver que el arte sólo muere en manos de los sistemas totalitarios.

Por cierto que Jorge Juanes nos dio una enseñanza secreta, y que promete publicar en un libro futuro. Para finalizar, y como sostiene sor Juana, para resistir la sabiduría occidental, con su discurso interminable, nada mejor que la poesía:

Aprendamos a ignorar,
pensamiento, pues hallamos
que cuanto añado al discurso,
tanto le usurpo a los años.

***

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San Juan de la Cruz

12 comentarios:

Jack Astron dijo...

Hola Enrique

Confieso que me cuesta bastante seguir tus ideas en este artículo. Pero aún así me atreveré a hacer un planteamiento y una consulta.

Inicialmente me pareció extraño que comparases arte y ciencia como si existiese una competencia, ya que me parecía que eran ejercicios intelectuales casi independientes. (Quizás entendí mal).

Pero luego recordé mi modelo simplificado del cerebro, una red de cien mil millones de neuronas, cada una conectada con unas mil otras, transmitiéndose mensajes químicos y eléctricos entre sí. Creo que en esa red está alojada nuestra conciencia, nuestros sentimientos, nuestra racionalidad, (mientras no se demuestre que existe algo más).

La ciencia ha avanzado bastante en la comprensión del cerebro. Puede analizarlo mediante MRI, EEG, pero no puede llegar a cada neurona, a cada mensaje. La red es demasiado masiva y compacta para la tecnología actual. Podemos crear redes neuronales artificiales, pero estamos lejos de alcanzar la enorme complejidad del cerebro humano.

Sin embargo no es teóricamente imposible. Si algún día llegásemos a examinar cada neurona, cada mensaje, ¿podríamos llegar a reconocer el arte desde la ciencia? ¿Sería posible crear una red neuronal artificial sensible al arte, capaz de reconocerlo, de apreciarlo? ¿O va a estar el arte siempre fuera del alcance de la ciencia sin importar cuánto progrese la tecnología?

Me gustaría saber cómo lo ves tú.

Un abrazo.

Enrique Arias Valencia dijo...

Hola, Jack.

La competencia existe en tanto que explicación del mundo.

El problema con la explicación científica es que es hegemónica. La virtud de la visión artística es que es alternativa.

A veces, no es que necesitemos una explicación, sino un disfrute, una muestra del asunto del mundo, y eso raras veces lo hace la ciencia.

Sobre si la inteligencia artificial llegará a disfrutar con el arte, yo creo que sí. La IA va a apreciar el arte. ¿Reconocerá la IA qué puede y qué no puede hacer la ciencia con el problema del arte?

¡Saludos!

Jack Astron dijo...

Como para freir las neuronas...

¡Feliz Navidad Enrique!

Enrique Arias Valencia dijo...

¡Feliz Navidad, Jack!

Manuel dijo...

Todavía no lo he digerido. En todo caso... FELIZ AÑO NUEVO por si no e escribo.

Enrique Arias Valencia dijo...

Hola, Manuel. Feliz año nuevo para ti también.

Atilio dijo...

Enrique:

El post es denso y cada párrafo tiene mucho para comentar.
Todavía no estoy seguro de comprender lo que quieres decir.
Basado entonces en tu comentario a Jack te quiero decir que el arte, según la ciencia y Pinker en particular, tiene que tener que ver con el goce, con el placer, con eso que llamamos el placer estético. Sino no es arte, por más que los artistas digan lo contrario.
Parece entonces que la ciencia sabe más de arte que muchos postmodernos y contemporáneos.
Y también que artistas religiosos. fíjate tu que lo que tu mismo comentas sobre Tintoretto es sobre la belleza de su pintura y no sobre el contenido en general lúgubre, amenazador, triste, etc. de sus obras.

finalmente, cuando dices que el "problema" es que la ciencia es hegemónica es la misma acusación que se le hace a la verdad.

Enrique Arias Valencia dijo...

Hola, Atilio.

Tus valiosos comentarios enriquecen mi perspectiva. ¿Qué opinas de lo que le dije a Jack sobre la inteligencia artificial?

¡Feliz año nuevo!

Atilio dijo...

Enrique:

A ti te gusta la lógica, no?
Bien, considera esto:
hasta ahora, todo el proceso de comprensión del cerebro humano apunta a que todos los aspectos de la consciencia, de la experiencia consciente e inconsciente, todas las ideas, todos los sentimientos todas las facultades cognitivas están en el cerebro y obedecen a procesos sobre todo neuronales.
por supuesto, no está todo explicado, modelizado, etc.
El cerebelo ha sido completamente replicado en hardware. Una parte del cortex prefrontal ha sido replicado y una parte más grande ha sido simulado con éxito.
Hace un par de años (no tengo datos más recientes) había algo así como 14.000 funciones cerebrales perfectamente comprendidas y replicadas. ese proceso se acelera.

En el futuro cercano habrá diferentes tipos de Inteligencia Artificial (IA). Muchas de ellas serán aplicadas, es decir, inteligentes respecto de una parte de la realidad e incapaces de hacer otra cosa.
La IA de la que se habla en general es aquella que imitará la inteligencia humana. Como se logrará eso si no es por vía de replicación del cerebro humano?
Y como puede ser posible que para apreciar el arte no sea eso suficiente?

Feliz año nuevo a ti y a todos los parroquianos.

Enrique Arias Valencia dijo...

Hola, Atilio. Sin embargo,la pregunta es un poco más difícil:

¿Reconocerá una criatura IA qué puede y qué no puede hacer la ciencia con el problema del arte?

Salude inquieta alegría.

Atilio dijo...

Mi no comprender.

Lo que preguntas es si la AI comprenderá lo que la ciencia comprende respecto del arte?

Si esa es la pregunta es una tautología pues la AI es el producto de la ciencia. Por supuesto que comprenderá lo que la ciencia comprende. Pero con una diferencia. comprenderá MUCHO MÁS y mucho más rápido cualquier cosa que la ciencia comprenda.

Si quieres hacer el tema mucho más espinoso habría que mencionar la compasión. hasta que ese sentimiento sea comprendido y programable es mejor no crear ninguna AI.

Te comento que salgo para Tailandia y Malasia y tal vez China y corea en unas pocas horas.
como de costumbre, mis participaciones serán menores pues me meto en otro mundo y hago otras cosas. Igual es posible que mire mis mails pero te pido paciencia si no respondo inmediatamente.

"non fui, fui. non sum, non curo"

Si hay una frase que prueba el retroceso que los monteísmos, el cristianismo en particular en Europa, han provocado, es esa.

Anónimo dijo...

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