jueves, 1 de febrero de 2007

Cantares de experiencia

Enrique Arias Valencia

Debido a su sordera, Beethoven se deprimía tanto, que llegó a pensar que su vida era un abismo. Y sin embargo, hay contados ejemplos de individuos que muestren un grado similar de implacable coraje humano. Pareciera que la opinión que uno tiene del mundo en general depende del carácter espiritual que preside su sentido de identidad social. Por eso, Beethoven no puede inmolarse sin abandonar aquello que considera su identidad como persona en la sociedad: su música es aquello por lo que vive, porque su música es lo que le permite “acometer grandes acciones” con las cuales puede expresar “los más tiernos sentimientos de bondad” hacia la humanidad. Y en el sentido en el que Beethoven desea legar una obra a sus semejantes, comparte con el dios Prometeo su afán creador. El espíritu prometeico es aquel que busca redimirse en su creación. Y considera la libertad de la voluntad como acción del hombre.
El Scherzo de la Novena retrata la energía del carácter que sabe que triunfará a pesar de que tiene que enfrentar a un poder inmenso. Después de tan febril actividad, la dulce melodía del tercer movimiento es una invitación a reflexionar sobre nuestras metas de madurez.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Coincido en todo con vos, debo confesar que el texto me llamò la atenciòn porque al leer el tìtulo pensé que era sobre el libro de Blake, jeje, pero al final ni falta que hizo

Unknown dijo...

otra vez yo.. ejem:
sin embargo, creo que el cuarto movimiento, no se como se llama, pero se le conoce como oda a la alegria, tiene tantos matices, explora tantos ritmos, intensidades, colores, que pareciera ser el resumen de toda la sinfonía (inolvidables las voces y los coros, son para mi orgasmo, un éxtasis de los que habla Cioran en El libro de las quimeras, al referirse al éxtasis musical.

Äriastóteles Platónico dijo...

Hola, Gran Bogo, agradezco tus comentarios, un gusto saludarte.