Bien, parece que, tras dos mil años sin sobresaltos, alcanzan ya a la Iglesia los primeros sustos, que sin duda han de acabar con su rígida a la par que endeble estructura, dejándonos a todos los creyentes sepultados bajo los escombros.
Manifiesto contra el monopolio moral
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No existe el pecado original, ni el mandato divino, ni el imperativo
categórico. No hay nada sagrado. Nunca ha habido una edad de oro ni habrá
un fin de ...
Hace 1 semana.
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