jueves, 20 de agosto de 2009

Blanca crisálida de la inocencia terrible

Enrique Arias Valencia

Algunas cosas son, para todo propósito práctico, seguras. Si saltamos desde una ventana del décimo piso, podemos estar bastante seguros de que nos daremos un feo golpazo, no por la caída, como se dice, sino por la llegada.
Victor J. Stenger,
según traducción de Fernando G. Toledo


El poblado del sur de la Ciudad de México está enclavado en un cerro que saluda verde y pleno. Quiso la Providencia que el domingo pasado fuésemos mi hermano y yo a aquel pueblito que todavía conserva cierto aire de provincia, siendo ella un refugio para el alma que busca un poco de paz y armonía, ya perdidas en las grandes ciudades.

Era la fiesta de la Asunción de María. Quienes me conocen saben que si bien soy un rabioso ateo, por una razón de simpatía he querido ver en la Virgen María una metáfora de la pureza y del buen gusto, sin que por eso sea yo un hombre puro y de buen gusto, pues una cosa es el Dios, y otra su devoto.

Y es así que en torno a María se reúnen la ciencia, la música y la poesía. Para escándalo de propios y extraños, María representa en mi fuero interno la materia, pues ésta ni se crea ni se destruye, sólo se transforma; y lo mismo pasa con la integridad de María. ¿Por qué soy capaz de hacer esa asociación, con base en qué patrón he establecido esta relación entre la materia y la Virgen María?

En tanto que los danzantes retornan de un viaje del que no fui testigo, tres bandas tocan en el atrio de la parroquia de la Asunción de María, en Villa Milpa Alta. De la primera fue la obertura Semiramide, de Rossini, de la segunda los Cuadros de una exposición de Mussorgsky, y de la última, el final de la Quinta sinfonía de Shostakóvich.

Y es así como entramos en materia. Las bandas de pueblo tienen un toque de sabia inocencia que prepara al alma para la experiencia de lo divino, esto es, la poesía. Y no fue casualidad que la segunda banda interpretase el finale de la Cuarta sinfonía de Tchaikovsky, obra que en opinión del propio compositor retrata un sueño de demencia.

Vivimos en un mundo en donde impera la demencia: guerras, pestes, hambre y muerte. Vemos a los seres vivos evolucionar desde criaturas microscópicas hasta criaturas macroscópicas, adaptándose siempre para la guerra, devorándose unas a otras; unas en el papel de peste y otras en el papel de apestadas, unas muertas de hambre, con garras y colmillos, y otras muertas de hambre también, pero dotadas con pezuñas y aficionadas a la hierba. Y bien podemos decir así que “todos los seres vivos son mortales”.

¿Fue el mundo creado con inteligencia? ¿Fue el mundo creado? ¿Qué es la inteligencia? ¿Es esto todo lo que hay? Dice el alma embravecida: “Sólo un Dios demente pudo haber creado el mundo”. Y contesta serena la ciencia: “¡Ea, pues, salgamos a buscar al Divino!” Y la ciencia busca, y busca. Y Dios no aparece. En tanto, lo que sí aparece son evidencias de que Dios no existe.

¿Y si fue la naturaleza quien lo hizo todo? Creemos ver que la naturaleza ensaya una nueva creatura. La mariposa alza orgullosa el vuelo, y el instante siguiente es devorada por un pajarillo.

Y a pesar de todo, aun en este Siglo XXI, hay quienes todavía creen. ¡Seguro que habéis oído del diseño inteligente! Aquella vana opinión que sostiene que los seres vivos fueron creados con base en un plan, producto de la inteligencia. ¿Obró Dios con inteligencia al crear a sus creaturas? Ahí están los seres que nacen con limitaciones, más torpes o más débiles que sus congéneres. Mariposas que al salir de su capullo no pudieron alzar el vuelo, ballenas varadas en un arrecife porque sus aletas no eran lo suficientemente fuertes, mis propios ojos con espejuelos…

Y pues quien esto escribe ha querido expresar este desencanto del mundo en forma de una ironía filosófica, que al serlo, es completamente en broma, y completamente en serio. El etólogo Richard Dawkins sostiene que el cuerpo humano no nos aporta prueba alguna de diseño inteligente. Lo que vale para el cuerpo, vale para el cerebro. Lo que vale para cada cerebro del género humano, vale para el cerebro de Dawkins. Por lo tanto, por las pruebas que Dawkins mismo sostiene, en el cerebro de Dawkins no se distingue atisbo alguno de diseño inteligente. Luego entonces, en el cerebro de Dawkins no hay diseño inteligente distinguible. Ni una pizca, y él solito nos lo dijo.

Y el alma rebelde sentencia: “¡Ea, que la naturaleza es chapucera!” Pero no me he querido quedar a solas con esta impresión, y he salido a proclamarla a un foro ateo. Y hete aquí que fue en el excelente foro de Razón atea donde el brillante investigador S. Jarré me replicó:
“En realidad el chapucero (de existir) sería Dios, no la naturaleza. La naturaleza es una fuerza, un motor que inspira una simulación de creación bastante sofisticada valiéndose de siglos. Por eso, cuando se alude a que Dawkins mismo tiene un cerebro que no ha sido diseñado de forma inteligente, es totalmente cierto, no obstante, como buena simulación, sirve de utilidad para lo que se le pueda dar. Tanto Dawkins, tú o yo, tenemos un cerebro que es casi como un apaño evolutivo, que simula un diseño al igual que el resto del organismo, y en tanto exista esa simulación (que insisto: se generó a través de millones de años de continua evolución) en tanto existirá un atisbo de inteligencia que emane de la misma”.


¿De dónde procede nuestra capacidad de atribuir propiedades antropomórficas a la naturaleza? Chapucera, simuladora. También en Razón Atea, pero con una doctrina conocida como humanismo naturalista científico, Antonio Chávez Sánchez Silva tuvo a bien presentar la teoría de la agencia, cuyo concepto principal en breve, y según un diccionario de Internet quiere decir:

“Desde el punto de vista filosófico, se considera Agencia a la capacidad de un agente de actuar en el mundo; capacidad que incluso puede extenderse a entidades ficticias o no existentes. Esta capacidad de actuar no significa persé una dimensión moral específica para realizar un simple acto de selección para actuar, tema que es tratado por la agencia moral”.

La agencia es la capacidad de descubrir e incluso imponer patrones en el mundo que observamos. Los patrones no tienen existencia objetiva, y somos nosotros quienes los atribuimos a la naturaleza.

Entonces lancé en Razón atea esta pregunta: “¿Es chapucera la naturaleza o es una hiperactividad de la agencia decir eso de nuestra bella madre natura?” Con la respuesta de Jarré que vimos arriba.

Anthares, el bebé rebelde de Razón atea dijo: "No entiendo mucho lo de la agencia de Antonio". Y Antonio contestó: "Un buen ejemplo para enteder qué es: la capacidad de los infantes para darle vida a sus juguetes".

El ateo Atilio con interés científico formó un nuevo argumento, y un servidor lo resumió. Es así que pregunté a Antonio: “¿Tiene razón Atilio cuando sostiene que afirmar la no existencia de patrones en la naturaleza conlleva la refutación del principio antrópico fuerte, y es esto lo que sostiene el humanismo naturalista científico y su aparato del estudio de la cognición?” Y Antonio replicó: “Sí, es un modo de ilustrarlo”. En vista de nuestras constantes rencillas, a mí no me cabe duda de que a nosotros los ateos, el ateísmo es la diferencia que nos une. Pero por un instante, los rabiosos ateos hemos estado de acuerdo en algo. Vuelvo a casa renovado.

Enriquecido por la discusión, mi ateísmo estético es ahora capaz de advertir la terrible inocencia de la naturaleza. Ella es inocente de los pecados de Dios. La Naturaleza no es chapucera. Dada la agencia, la naturaleza es como Nuestra Señora, la Madre del Dios por quien se vive en su advocación de la Asunción de María. ¡Dios tiene un origen, y es la materia! ¡La materia es la madre de Dios! ¡Dios es hijo de María, quien hoy regresa contenta al Cielo, pues sabe que por fin he entendido que la naturaleza no es inepta! ¡Es tan difícil hacer a un lado los antropomorfismos! En mi alma, aun con todas sus garras y colmillos, el universo entero recupera su dignidad, su castidad, su blancura, su perfección, su orden y decoro (en realidad nunca los había perdido). Y esta ciencia inocente de la mariposa de blancura sabia, es en palabras de la poesía, boca de la Virgen, un secreto susurrado al oído atento:

Sábelo bien, tenlo por cierto,
hijo mío, tú el más pequeño,
que yo soy la Virgen perfecta
siempre Casta, María santa.

Cauce del verdadero Dios viviente
de la Causa cabe quien está todo,
sábelo bien que es mi vivaz retoño,
estampa fiel de aquel por quien se vive.

El autor del mundo y de su asunto,
Causa de las personas, en conjunto
el dueño en voluntad del firmamento,
Señor del cerca y dueño del junto,
y del Orbe terrestre, soberano dueño.

28 comentarios:

Atilio dijo...

Los sotanudos llaman a sus fieles "rebaño", es bien sabido, y nadie se ofende, cosa extraña.
Sus ovejas, vacas y burros contentos por la analogía, al fin de cuentas, es necesario que sean como niños.
Pero ya dijo Dawkins que organizar ateos es como arriar gatos.
Solo el nuevo ateísmo puede contar entre sus filas personajes tan lejanos como El Esteta, un servidor y el resto.

Enrique Arias Valencia dijo...

Excelente comentario, Atilio.

Enrique Arias Valencia dijo...

A manera de apunte, por incorporar:

Materialismo filosófico:

M1 mundo físico.
M2 vida psicológica.
M3 relaciones objetivas.

MT materia trascendental.

Enrique Arias Valencia dijo...

M1 <- M3 -> M2

M3 En tanto que mediadora.

Anónimo dijo...

si

Anónimo dijo...

la materia trascendental es mediadora o dberia serlo, es verdad, la materia trascendental y no dios ni la ciencia

F. Armando Ramos Danache dijo...

Siento triste y descobijada la causa del ateísmo, porque ¿a quién le interesará convencer a alguien de que existe Dios? seguro no faltará , como no faltará quien quiera convencer de que no existe. Tal vez resulte oportuno repetir con Withman: "Como conozco la verdadera justeza de las cosas no discuto, permanezco en silencio".
La comunicación con dios es íntima, no pública, aunque es más probable que la incomunicación con Él se quiera hacer pública.

Enrique Arias Valencia dijo...

Hola, Katarsis, hola, Fausto.

Muy oportuno lo que dices, Fausto.

Muy bien. Lo haré público. Lo externaré aquí.

Mi querido vecino, el señor Víctor, a quien conozco desde hace diez años, abandonó hoy el edificio.

Cada vez que una persona que quiero se va; involuntaria o voluntariamente me demuestra que Dios no existe.

Don Víctor se ha ido.

Luego, Dios no existe.

La desolación del alma es total.

Quizá sea una hiperactividad de la agencia: se va una persona, y concluyo, según mi parecer, que por experiencia, puedo asegurar que Dios no existe.

Un abrazo irracionalista, sí; pero ateo.

Anónimo dijo...

la causa de cualquier ismo es triste y descobijada....porque no refleja mas que un interes en que el mundo la naturaleza, la vida al fin, sea de una manera que no es.

Enrique Arias Valencia dijo...

¿Y cómo será la vida en realidad?

Pues a la vida no tenemos acceso, salvo por agencia...

Anónimo dijo...

Los ismos han creado una guerra entre la ciencia y dios, un dios que no se humaniza, que nos habla desde afuera. Ese dios público que necesita un púlpito para expresarse desde un mensaje que poco a perdido intimidad y ha enajenado al hombre de su espiritualidad , de su verdadera intimidad que es donde existe una real comunion con dios.
La ciencia se apartó de lo humano también , solo se sirve a si misma y pretende competir con dios, transformarse en el porque lo supone en las alturas y no al nivel de su creación.
los políticos necesitan también sus rebaños como la ciencia y dios y de alguna manera los tres para comunicar poseen su púlpito, entonces qué nos queda?...quedamos nosotros en comunicación horizontal y una conciencia que ni dios ni la ciencia ni los políticos podrán lograr jamás porque es propiedad de cada uno y a la que hay que dejar parir de una vez, que por supuesto no la vamos a encontrar en el google ni en wikipedia....

Enrique Arias Valencia dijo...

La encontramos en los amigos, Kat.

Enrique Arias Valencia dijo...

Por eso, cuando Lísida me dejó, igual me dolió igual, y eso bastó para probar que Dios no existe.

Atilio dijo...

Ktarsis:

Es una pena que la materia transcendental no exista. Sería lindo, como son lindos los cuentos religiosos (bueno, por lo menos los que no involucran sacrificios o asesinatos).

Armando:

Pues yo constato que los ateos son gente alegre y poder afirmar su falta de fe en creencias primitivas como algo liberador.
Por supuesto que hay ateos que quieren convencer a los creyentes que están equivocados, pero no es ese el principal efecto de ser ateo.
De hecho, cuando uno observa los blogs ateos se da cuenta fácilmente que el principal interés es aprender qué es la realidad entonces, una vez que se renunció a la explicación fácil fantasiosa.
Hay si, entre los ateos, el deseo de convencer que tal postura filosófica o tal interpretación de la ciencia es mejor que la otra. Pero de ahí a salir a evangelizar a los creyentes no. Para eso están los libros y documentales de ciencia y los creyentes se "convierten" solitos.

Como querría yo que todos escuchen tu mensaje, Armando!
Ojalá la comunicación con el dios imaginario fuese privada y la creencia se limitase al silencio.

Enrique Arias Valencia dijo...

Eres genial, Atilio.

Tu comentario es indispensable.

:)

Eli dijo...

Atilio: ¡Qué sencilla y oportuna tu respuesta para Armando!

Lástima que eso no va a pasar nunca. Las iglesias, especialmente la católica, tienen mucho que perder dejando que las personas se comuniquen con su dios en privado, que piensen y se liberen, y que la ciencia avance y a su vez también libere algunas mentes ingenuas. Nada de eso es bueno para las riquezas que acumulan. Además: ¿cómo recibirían la limosna o el diezmo?

Los sueldos más bajos de la Argentina rondan en los quinientos dólares (un diezmo de cincuenta de esa moneda), que en un templo evangélico de sólo cien fieles significa un ingreso de cinco mil dólares mensuales. ¡Veinte mil pesos argentinos! ¡Me sobrarían para pagar la casita de mis sueños! ¡Y a no tan largo plazo!

Si yo tuviera otra moral, ya sería pastora. Después de todo, lo importante no es "creer", sino "hacer creer".¿O acaso pensás que los curas y los pastores de la religión que sea siguen creyendo en lo que predican? Yo no. Yo creo que no quieren renunciar a los más grandes emporios sobre la Tierra.

JORGE AVELAR dijo...

Muy buena reflexion filosófica a manera de Filosofia de la ciencia con alegorias catolicas a la referencia de la inmaculada Virgen Maria.

Pues solo nos deja en el comentario y reflexion como una gota mas en el oceano de las reflexiones sobre si existe o no Dios y sobre cuales comentarios o conclusiones particulares de grandes personajes es mas acertado sin poder llegar a lo que se defiende y es el marco estructural de decir de acuerdo a la ciencia falso o verdadero. Nos quedamos en la imposibilidad de comprobar y demostrar. Irresistiblemente nos atrapamos en la filosia Poppiana: todo es falsable, todo es relativo. La pregunta permanece completa y lista para ser atacada desde otro punto de vista y jamas conclusa.

Mi agnosticismo cientifico me ha mantenido en mi subjetivismo de mi fe. Continuo creyendo en Dios, desecho las religiones.

Enrique Arias Valencia dijo...

No estamos muy lejos en lo que respecta a las ideas, Jorge:

"Continuo creyendo en Dios, desecho las religiones".

Un saludo

JORGE AVELAR dijo...

Asi es mi estimado Ariastoteles, el mismo platon le daba ser a las ideas y no estaba equivocado del todo. La naturaleza es creativa y ordenada en cierto punto de lo contrario si fuera caotica se aniquilaria a si misma al no tener patrones. La experiencia nos muestra patrones y al parecer un molde semejante para todo. o todos coincidimos o a todos nos han hecho coincidir.

Enrique Arias Valencia dijo...

Muy Apolíneo punto de vista, Jorge: belleza y orden en el mundo.

Me gusta.

Moscuda dijo...

Es inmejorable tu descripción de las bandas. Regularmente asisto los 14 de agosto a escuchar los restos de esa vieja costumbre del pueblo, apagada cada vez más por el tipo de banda machos y, ahora, sinaloenses. Esta vez no pude asistir, salvo el 15 de agosto a las 4 de la mañana. El espectáculo fue bellísimo. Estábamos pocas personas en el atrio de la parroquia, de pronto se juntaron tres bandas y más de 80 músicos para interpretar "Dios nunca muere". Siempre espero esa melodía. Y este año me la regalaron. Otra cosa, estoy muy segura y muy contenta de no ser atea, aunque no sé qué tipo de creyente sea. Disfruto tanto estas manifestaciones de religiosidad "popular" que me es imposible creer que dios no exista, aunque tienes razón, a ratos y en ciertos momentos me pasa como a ti: se va Roberto, por lo tanto, Dios no existe. Pero también en sentido contrario: aparece una flor tigrillo preciosa en mi camino, por lo tanto, Dios existe. Muchos abrazos.

Eli dijo...

¿Será Dios un estado de ánimo nuestro?

Enrique Arias Valencia dijo...

Hola, Eli.

Tu pregunta me hizo recordar una etimología.

Entusiasmo en griego quiere decir Dios en mí. O sea que en cierta forma, no intersubjetiva, la respuesta es sí.

Cada vez que mi mamá ve un bebé no puede dejar de exclamar: "¡Mira qué divino!"

Por contra, cuando yo me suelto un martillazo en el dedo, las palabrotas que brotan de mi boca son capaces de invocar a los más prevaricadores demonios del infierno. Por eso cuando Richard Dawkins confiesa que él exclama "Dios mío" en ciertos contextos, el célebre científico despierta mi ternura (golpes, sorpresas). Nunca pienso en Dios cuando el dolor es físico, pero sí cuando es espiritual.

Enrique Arias Valencia dijo...

Consuelo: Tus palabras son como agua fresca en un día de alegría y de Sol.
Abrazos también

Eli dijo...

Arias: Gracias por tu respuesta. Voy aprendiendo de a poquito.

¡Saludos!

Anónimo dijo...

Atilio, dijo: "Como querría yo que todos escuchen tu mensaje, Armando!
Ojalá la comunicación con el dios imaginario fuese privada y la creencia se limitase al silencio.".

¿Tanto te molesta el "ruido" que hacemos los creyentes?

¿Acaso los ateos están más silencioso? Y si así fuera ¿Les pide o recomienda alguien que guarden silencio?

Susie.

Enrique Arias Valencia dijo...

Una interesante pregunta, Susie.

Rosa Angélica dijo...

Sigue escribiendo. Tu evolución espiritual se apaciguará para encender la pólvora de la Gracia que se acumule en tu alma.