Enrique Arias Valencia
En El nacimiento de la tragedia, Nietzsche se acerca a este género teatral como elemento estético y metafísico; esta obra es un trabajo en el que este todavía joven filósofo tomará muchas de sus nociones de los trabajos de Schopenhauer. Así, dado que Schopenhauer sostiene que el mundo puede considerarse de dos maneras distintas, como representación y como voluntad, Nietzsche tomará esta pareja y la identificará con Apolo (representación) y Dioniso (voluntad).
Apolo es la bella geometría que da personalidad al mundo de las apariencias. Es el instinto figurativo de la forma del mundo. El instinto figurativo de la forma del mundo es el señor del espacio. Por lo tanto, Apolo es el señor del espacio.
“La mayoría de las personas que estudian la relatividad general se queda cautivada por su elegancia estética. Al reemplazar la fría y mecánica visión del espacio, el tiempo y la gravedad que nos daba Newton, por una descripción dinámica y geométrica que incluye un espacio-tiempo curvo, Einstein incorporó la gravedad a la estructura básica del universo. La gravedad no se impone como una estructura adicional, sino que se convierte en una parte del universo al nivel más fundamental. Insuflar vida al espacio y al tiempo, permitiendo que se curven, alabeen y ondulen, da como resultado lo que comúnmente llamamos gravedad.”(12)
No hay que olvidar que Apolo es la bella convención que está ahí para que las cosas funcionen. ¿Por qué está Apolo engalanando el mundo como representación? Los físicos alegan de continuo que sus ecuaciones son estéticas. Apolo se parece a la continuada belleza expresada por los físicos del siglo XX, incluso en sus detalles más absurdos:
“La incorporación de elementos imaginarios en la teorías físicas es una de las prácticas que el físico profesional encuentra más difíciles de justificar. Por supuesto, si un concepto particular como el de la simetría isotópica del spin, convierte al modelo en un brillante éxito, entonces el físico puede responder simplemente: “¡Lo puse porque funciona!”(13)
Apolo es el triunfo del mundo como representación. Recordemos que según Nietzsche, la tragedia consta de dos elementos: Apolo y Dionisos. De éstos, Apolo, se muestra como el juicioso responsable del pimpollo del mundo del ensueño metafísico. Para Nietzsche, el mundo del sueño es prudente y mesurado, una expresión de alegre reposo necesario para vivir de acuerdo con el mundo de la luz, pues Apolo es un Dios de apariencias, y éstas sólo pueden revelarse bajo el hechizo de la luz.
12) Brian Greene, El universo elegante, Drakontos, Barcelona, trad. Mercedes García Garmilla, pp. 117-118.
13) Paul Davies, Superfuerza, Salvat, Barcelona, 1985, trad. Domingo Santos, p. 66.
Neuromante: El blues del ciberespacio
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Saludos, habitantes de la World Wide Web. Como quizá lo hayan notado si
siguen este humilde blog, he dedicado el presente año casi por completo al
estud...
Hace 4 días.
3 comentarios:
Hola,
gracias por la visita. Un saludo.
Hola, Vilcapote, gracias también por tu visita.
Saludos cordiales
"Apolo, se muestra como el juicioso responsable del pimpollo del mundo del ensueño metafísico"
Hola me gustó esto especialmente.
Cuando tenga algo para decir al respecto lo diré:)
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