jueves, 25 de enero de 2007

Apolo y Dionisos, por siempre

Enrique Arias Valencia

Apolo es un vals lento; Dionisos es danza frenética. Pienso en el Vals triste de Sibelius cuando quiero mostrar lo que constituye la música apolínea. En cambio, los estruendosos acordes de la música para bailar a la moda nos hablan de lo que es una danza dionisiaca. Es así que encuentro elementos apolíneos en la teoría de la relatividad de Einstein y elementos dionisiacos en la mecánica cuántica. La teoría de las supercuerdas, al conjuntar lo apolíneo y lo dionisiaco sería una teoría trágica, es decir, una teoría completa. No obstante, quisiera conservar estos rasgos apolíneos y dionisiacos que aparecen en las teorías de la relatividad y de los cuantos. El universo como danza, pero no una danza de Shiva, sino como danzas enfrentadas: Apolo frente a Dionisos. Nuestro amigo Brian Greene nos muestra la conjunción de estos dos bailes contrariados en la presentación de la teoría de las supercuerdas:

“La teoría de cuerdas posee el potencial de mostrar que todos los sorprendentes sucesos que se producen en el universo —desde la frenética danza de esas partículas subatómicas llamadas quarks, hasta el majestuoso vals de las estrellas binarias en sus órbitas; desde la bola de fuego inicial del big bang, hasta los elegantes remolinos de las galaxias celestes— son reflejos de un gran principio físico, de una ecuación magistral”.14

Una cuerda es un cuerpo de una sola dimensión, el constituyente más elemental de la materia y de todo cuanto existe. La teoría de cuerdas, al conciliar a la apolínea relatividad general con la dionisiaca mecánica cuántica, es una suerte de drama satírico donde los opuestos se reconcilian tras su trágica lucha. En hora buena.
Las dimensiones superiores están en el interior. El interior está en el mundo de las supercuerdas. Por lo tanto, las dimensiones superiores están en el mundo de las supercuerdas.

14) Brian Greene, El universo elegante, Drakontos, Barcelona, trad. Mercedes García Garmilla, p. 17.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

La teoría de cuerdas posee el potencial de mostrar que todos los sorprendentes sucesos que se producen en el universo —desde la frenética danza de esas partículas subatómicas llamadas quarks, hasta el majestuoso vals de las estrellas binarias en sus órbitas; desde la bola de fuego inicial del big bang, hasta los elegantes remolinos de las galaxias celestes— son reflejos de un gran principio físico, de una ecuación magistral

No me cabe duda!
saludos

Äriastóteles Platónico dijo...

Gracias Ktarsis por tus comentarios, que agradezco en medio de mi soledad bloguística.