Bien mirada, la así llamada belleza de la ciencia y sus ecuaciones siempre será pálida comparada con la lozana hermosura de la religión bien temperada: el Magnificat de Bach en un templo barroco, durante una misa de Acción de Gracias.
Y pues creo que llegó el momento de deciros que yo soy ateo guadalupano. Luego, soy devoto de la pureza de la Virgen María, épodo de todo mi acendrado irracionalismo.
Un abrazo irracionalista, pero ateo al fin y al cabo.
Enrique Arias Valencia
Enlaces relacionados:
La Virgen de Guadalupe en América
Imaginación y praxis. Parte V: La Cuarta Transformación
-
- *Índice*
- *Parte I*
- *Parte II*
- *Parte III*
- *Parte IV*
¿Y qué hay de México? Ésta es la cuestión que menos tenía ganas de abord...
Hace 4 días.
2 comentarios:
El sentimiento religioso ha inspirado a los hombres a crear obras de arte maravillosas.
Están basadas en ilusiones, pero eso no les quita su grandeza.
Saludos!
¡Saludines, Jack!
¡Estoy completamente de acuerdo contigo!
Publicar un comentario