lunes, 7 de diciembre de 2009

Ternura clásica



Las primeras composiciones de un niño prodigio

Wolfgang Amadeus Mozart, 1756 - 1791

Menuets K. 1, 2, 3, 4, 5

Pierre Hantai al clave

5 comentarios:

Manuel dijo...

Música deliciosa de una pluma mitad padre-mitad hijo (considero).
Mozart fue un ser desgraciado. Un maltratado que tenía que viajar en terribles condiciones por Europa para acabar al final en cualquier taberna para sufragar los costes del viaje. La figura de los niños prodigio es nefasta y creo que debería ser desterrada de los deseos de cualquier padre.

Enrique Arias Valencia dijo...

Hola, Manuel. Alguna vez mi terapeuta y yo tratamos el tema de los niños prodigio, porque parece que mi inteligencia es un problema prodigioso. Si bien, yo creo que lo único que hice en la infancia fue entregarme a la felicidad. Creo que en realidad la indolencia de mi infancia feliz me impidió más tarde hacerme cargo de una vida llena de espantosas responsabilidades.

Sin embargo, tanto mi terapeuta, como tú como yo, estamos de acuerdo en que es monstruoso tratar a un niño como si fuese una excepción circense.

Paz. Idea loca, tiempos nefastos.

genetticca dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
genetticca dijo...
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genetticca dijo...

Un genio. Uno de mis muchos preferidos de la clásica.
Un desparramado por la vida, vivió amándola y la convirtió en música.
La inmortalidad consiste en eso, en hacer que las generaciones que le preceden sigan disfrutando de su sensibilidad,él sigue repartiendo,suministrando amor. Y aunque la tierra estallára en mil pedazos y éstos se multiplicaran en cien mil meteorítos, en cada pedazo de terruño,energéticamente ,seguiría el alma del sonido que el creó.

Se nota que me gusta la música clásica?

Saludos